Da igual si la ciencia y la tecnología han avanzado mucho, no es posible que las creencias del hombre en los milagros se detengan. Los seres humanos, siempre van a creer en algo o en alguien, especialmente los curanderos.
Muchas veces la ciencia no arroja los resultados esperados por las personas, por lo que en ese momento algunos se dan a la tarea de ponerse en manos de los llamados curanderos con la esperanza que estos puedan evitar que sufran una muerte segura.
En Cuba los curanderos son muy solicitados y existen no pocos que se han ganado un lugar entre los isleños por sus asombrosos resultados en lo que hacen.
Según cuenta el propio Lino, desde que era tan solo un niño descubrió que tenía el poder de poder curar a sus amiguitos e incluso de saber lo que sucedería en otro sitio. Dice que cursó estudios en la carrera de medicina, y que una vez graduado se mantuvo poniendo en práctica su don de curar con las manos.
Los resultados de la labor que realiza, pese a que a todas luces son positivos, no han sido bien vistos en varias ocasiones por científicos, médicos y religiosos, ya que a pesar de que muchos lo aceptan, otros niegan por completo sus curas. Sin embargo, quienes verdaderamente le importan, que son sus pacientes, manifiestan de forma casi absoluta sentirse en gran deuda con él y admiran su trabajo.
Cada día eran más de 100 los pacientes que atendía Lino y su consulta costaba 20 pesos en moneda nacional para los isleños y unos 20 CUC para los extranjeros. Desde muy temprano en la mañana (e incluso desde el día anterior) se comenzaba a hacer la cola en las afueras de su consulta, a la que se acercaban persona de todas partes del país. No obstante, los casos graves como cáncer o tumores cerebrales tenían preferencia para consultarse.
Mucho de lo que se habla con respecto a este famoso curandero raya los límites de la ficción, ya que las personas que aguardaban en las afueras de la consulta con frecuencia se ponían a comentar de historias de enfermos que se encontraban al borde de la muerte y que actualmente son personas saludables.
Sobre las 8 de la mañana llegaba Lino con aires de profeta a su consulta y durante las sesiones se encargaba de recordarles a todos que él es el mejor, el primero del mundo, él único que puede curarlo todo y la verdadera cumbre de la sanación.
Lino atendía a sus pacientes en consultas rápidas de menos de 5 minutos y con tan solo mirarlos, sin tan siquiera consultar algún tipo de historial clínico, les decía su padecimiento.
De las más de 100 personas que a diario ocupaban su sala, la gran mayoría eran enfermos que aguardaban por su turno, pero también asistían muchos incrédulos, e incluso extranjeros que se encuentraban de visita en La Habana y que tras haber escuchado de las curas milagrosas de Lino Tomasén a través de Internet, no dejaban pasar la oportunidad de llegarse para atenderse algún problema de salud que presentaban o simplemente para curiosear un poco
Sus pacientes iban pasando uno detrás de otro, y eran atendidos con una técnica denominada quiropraxis, la cual se basa en una serie de masajes por todo el cuerpo y que combina la digitopuntura, la reflexología y un método asiático conocido como Chi Kung.
Sobraría decir que Lino Tomasén tiene numerosos detractores y que muchos lo ven como si se tratase de bicho raro. No obstante, cuando a los cubanos la ciencia les da muy pocas posibilidades, no son pocos los que buscan respuesta en el consultorio, que ahora se encuentra en el Wajay, cerca de la Terminal 5 del Aeropuerto José Martí.