El edificio López Serrano, ubicado en la calle 13 y L, en el Vedado habanero, fue el primer rascacielos que tuvo Cuba, hasta la década del 50.
Su construcción finalizó en 1932. Su dueño, López Serrano, era hijo de José López Rodríguez, el famoso Pote, quien tras verse arruinado durante la crisis del año 1921 se suicidó, dejando una fortuna de 11 millones de dólares en el banco.
El edificio presenta una marcada influencia norteamericana, con un escalonamiento decreciente en sus plantas superiores. Este diseño, obedecía a una regulación urbana de Nueva York, la cual buscaba iluminación y ventilación para la ciudad.
El inmueble posee 10 pisos general y cuatro más en su torre. Durante su construcción, se empleó una fuerte estructura de acero y muros de ladrillo. Además, en la ornamentación de sus fachadas destacan las bandas verticales continuas desde el basamento hasta la torre. A su vez ocho apartamentos fueron creados por piso, y en su torre de cuatro niveles se ubicó un apartamento de mayor confort por cada piso.
El estilo se extiende a las jardineras, plafones, y en el interior a las puertas de los elevadores -fabricadas por Otis en plata-níquel según diseño solicitado por los proyectistas- y las puertas de los apartamentos.
En el vestíbulo pueden apreciarse bellos pisos de terrazo con juegos de motivos geométricos y los muros se encuentran enchapados con mármoles rojos de Marruecos.
En el lobby volvemos a encontrar la relación entre escultura y arquitectura: allí se sitúa el relieve El Tiempo, realizado en níquel-plata sobre un diseño de Enrique García Cabrera, y que fuera fundido en 1931 en talleres de Luyanó por un valor de 78 pesos.
En la primera planta, locales de uso público: restaurante, farmacia, barbería, grocery. En los apartamentos se incluían todos los servicios auxiliares necesarios al hogar: luz eléctrica, gas, cocina, teléfono, agua fría y caliente, salida de radio. De forma adicional se podía rentar el servicio de comida y el mobiliario
Su construcción estuvo a cargo del arquitecto Ricardo Mira Bolívar y el ingeniero Miguel Rosich, quienes se inspiraron en el Art Decó, pero siguiendo las indicaciones de su propietario, que quería que se lograse una imagen de lujo, higiene y comodidad.
“Mira y Rosich”, la firma de estos abogados, también tuvo a cargo la construcción de la Clínica el Sagrado Corazón (actualmente el Hospital Gineco-obstétrico Ramón González Coro), la iglesia de la Universidad de Villa Nueva, El Hotel Comodoro, la Embajada Americana, la librería la Moderna Poesía, entre otras destacadas obras.
El edificio requiere de una reparación capital. Quienes residen en él, o aquellos que disfrutan de su existencia cada día, esperan que no llegue a correr la misma suerte que otro edificio estilo Art Decó que despareció, el Hospital Infantil Pedro Borrás Astorga, que también se encontraba situado en el Vedado.