Una escultura femenina recibe a los miles de turistas que cada año llegan a Cayo Las Brujas, en la zona nordeste de la provincia cubana de Villa Clara.
Entre los pobladores costeros corren no pocas historias fantásticas del sitio durante la época de la colonia, aunque muchas de estas se deben al imaginativo pensamiento de los pescadores que pasaban largas jornadas en el mar sin otra compañía que el vaivén de las olas.
Según se dice, uno de estos pescadores tenía una hija muy bella que se enamoró de un joven que vivía en uno de los islotes cercanos. Su padre, se opuso a la relación desde el primer momento.
Los jóvenes comenzaron a verse a escondidas en los montes del cayo y, para evitar que algunas personas merodearan la zona, comenzaron a esparcir historias de fantasmas, apariciones y ruidos tenebrosos.
Algunos llegaron a ver a la joven como se introducía en la vegetación y pensaron que se trataba de una bruja, pero los hermanos de esta, que había descubierto la farsa, embriagaron al novio para que no fuese al encuentro con su amada.
Cuando el joven despertó, salió corriendo al encuentro de su bella novia, pero por más que recorrió el lugar acordado, no vio ni un solo rastro de ella. Se cuenta, que en un momento vio delante de si una aparición en forma de mujer que lo miró con mucha tristeza y luego desapareció.
Durante varios días estuvieron buscando sin descanso a la joven, pero esta nunca llegó a aparecer. Los pobladores de Caibarién comenzaron a decir entonces que, al verse abandonada por su novio, se había entregado a las almas de las brujas que habitaban el farallón.
Así, hasta el día de su desaparición, al descorazonado amante, se le veía andar tambaleándose por la borrachera e irrumpir en el místico lugar, y pasadas las horas cuando estaba a punto de oscurecer, muchos afirmaban que se escuchaban cantos y risas, y muy tarde sobre el monte se veía volar a una bruja sobre su escoba.
La leyenda dio nombre al cayo, donde una escultura dedicada a la hermosa joven recibe a los visitantes y los cautiva con la fresca brisa marina y la hermosa vista del mar azul del océano Atlántico.
Una de tantas marcas de cerveza cubanas lleva el nombre de este mítico cayo; se trata de la cerveza Bruja, producida por la Cervecería Antonio Díaz Santana, de la provincia de Villa Clara.