Mientras recorremos el encantador Paseo del Prado en La Habana, desde su inicio hasta llegar al icónico Capitolio, encontramos un lugar especial que despierta nuestra curiosidad: Café Prado 12, parte de la cadena Habaguanex y con una historia fascinante. Este establecimiento fue inaugurado en el año 2012, un día 12, a las 12 del mediodía, un detalle que resalta su singularidad.
Si prestamos atención al piso de su entrada, veremos un logotipo que nos remonta a tiempos pasados: allí radicó Aerovías Q. A simple vista, este símbolo no revela muchos detalles, y es necesario conocer la historia del edificio y su logotipo para comprender su significado, especialmente el cambio que experimentó cuando la aerolínea pasó a manos de Fulgencio Batista.
Aerovías Q S.A. fue una de las cuatro aerolíneas comerciales cubanas, y su logotipo mostraba una letra «Q» con un ala en su parte superior. Esta aerolínea fue fundada el 28 de septiembre de 1945 por Manuel Quevedo Jaureguízar, quien fue su dueño hasta 1957, cuando vendió el 75% de las acciones a un testaferro de Fulgencio Batista. Otros accionistas destacados fueron el Coronel Francisco Tabernilla y Julio Iglesias de la Torre.
Silito Tabernilla, hijo del Mayor General Francisco Tabernilla Dolz, fue una figura clave en la historia de Aerovías Q. Su participación en la aerolínea, combinada con su alto cargo entre los militares, le permitía traficar mercancías a través de los aeropuertos militares, utilizando el combustible, personal y piezas de repuesto para introducir contrabando.
Desde su fundación, Aerovías Q operaba desde el aeropuerto de Columbia, aprovechando los recursos militares mencionados anteriormente. Inicialmente, cubría rutas nacionales hacia Nueva Gerona y otros destinos dentro de la isla, pero pronto amplió su alcance con aviones DC-3 y Curtiss C-46, que permitieron vuelos internacionales hacia Florida y Mérida-Veracruz. Uno de los destinos más populares y solicitados era la ruta Cayo Hueso-La Habana, un enlace vital para los habitantes de la isla.
Esta aerolínea era reconocida por sus tarifas asequibles y su rentabilidad, atrayendo a numerosos pasajeros. Sin embargo, con el triunfo de la Revolución en 1959, Aerovías Q y sus servicios dejaron de existir, marcando un cambio significativo en la aviación cubana.