La Península de Guanacahabibes, en el occidente cubano, ha sido considerada siempre una zona un tanto peligrosa. De hecho, en una época fue muy utilizada por piratas, bandidos y personas del bajo mundo, cuyas trastadas le dieron muy mala fama al lugar.
Sin embargo, muchos de los pobladores de la zona aseguran que el peligro más grande que siempre ha existido no tiene nada que ver con bandidos, la falta de agua o los perros jíbaros, sino que es un insecto al que llaman “la mosca asesina”.
Con su picada, esta mosca introduce larvas bajo la piel humana, las que son capaces de devorar los tejidos del huésped para alimentarse. En muy poco tiempo producen necrosis en la zona afectada, por lo que se hace necesario arrancar por lo sano para evitar que la infección siga causando estragos en el cuerpo.
El historiador local Pedro Manuel De Celis admite que “no se trata de un solo caso. Ese tipo de insecto ha afectado a una gran cantidad de personas”.
Una de estas picaduras le costó a Jesús Ramos Borrego más de la mitad de una de sus orejas. Otra de las víctimas de la peligrosa mosca es Carmen, quien a sus casi 80 años de edad aún recuerda todo lo que pasó por la picadura.
Siendo tan solo una jovencita, Carmen sufrió una terrible infección tras la picadura del insecto en su pierna izquierda. Tuvo que ser trasladada al hospital Calixto García en La Habana, donde fue sometida a curas terribles por la infección. Desde ese entonces, una enorme cicatriz la ha acompañado, un poco más arriba del tobillo.
No se sabe a ciencia cierta cuál es el insecto que provoca este tipo de daños, pero muchos biólogos han viajado al lugar tratando de capturarlo para su estudio. Los que han sido victimas de esta mosca, explican que al comienzo siente una fuerte picazón, como pequeños pinchazos bajo la piel, y luego la zona comienza a inflamarse.
Los expertos cubanos no se ponen de acuerdo sobre cuál es el insecto específico que causa estas terribles picaduras; pero una gran parte considera que pudiera ser el caso del gusano barrenador del Ganado (Cochliomyia hominivorax), una especie de mosca que habita en las zonas cálidas del continente americano y ataca a los vertebrados de sangre caliente, incluido el hombre, de una manera similar a la que refieren los habitantes de Guanahacabibes.
En la propia Península existen otros como la Nigua, que también penetran la piel y se multiplican debajo de ella, provocando una especie de “picazón agradable”, que lleva a sus víctimas a rascarse constantemente y más de una vez ha terminado en gangrena.
Aun cuando los pobladores de Guanahacabibes aseguran que el peligro que suponen estas moscas asesinas es real, son muchas las personas que entran y salen de la Península sin presentar problema alguno con las picadas, lo cual pone en tela de juicio que se trata de un mal de proporciones bíblicas como estos se empeñan en hacer creer.
