La fuga de Fulgencio Batista en horas de la madrugada del primero de enero de 1959 pudo parecer algo repentino, pero según algunos, el entonces presidente tuvo tiempo suficiente para preparar sus maletas y cargar consigo buena parte de su fortuna en efectivo, joyas y colección de arte.
De acuerdo a lo que reconocieron fuentes cercanas a Batista, este huyó con una fortuna superior a los 100.000 millones de dólares, exiliándose primeramente en la República Dominicana, luego en la isla de Madeira, Portugal, y por último en la España de Franco.
El día 9 Batista recibió a un «amigo estadounidense» que tenía negocios en Cuba, y éste le plantea que se fuera a vivir a Estados Unidos.
Sin que el general supiera, el amigo cumplía órdenes del Departamento de Estado pero la propuesta trascendió como una conversación fraternal. No obstante, el día 17, el embajador estadounidense Earl Smith, pide una entrevista con Batista y allí le pide oficialmente que renuncie y salga del país.
En el encuentro, que tuvo lugar en la finca del Batista en La Habana, este le pregunta si puede irse a Estados Unidos y la respuesta fue negativa. Sin embargo, la respuesta fue que se fuera a otro país y que después se vería que hacer.
De esta manera, el Gobierno de Dwight Eisenhower, retiraba su apoyo al presidente cubano, a quien había estado apoyando casi desde el inicio.
Exactamente no se conoce cuanto se llevó en sus maletas, pero sí que fueron no pocos millones entre joyas, dinero y obras de arte.
El general fue un hombre extremadamente ambicioso y todos conocían el sistema con que se hizo de tamaña fortuna, algo que reveló su propio secretario militar, el general Francisco Tabernilla Palmero
Cada vez que Batista creó una obra pública, las empresas o contratistas tenían que pagar coimas del 30% del valor de la obra, que era una cantidad considerable. Aparte de eso, cuando en 1956 asesinan en La Habana al jefe de la Policía, Rafael Salas Cañizares, el dictador se entera cuánto recibía éste por el ‘juego prohibido’. Así ordenó al nuevo jefe que el dinero fuera directamente al Palacio Presidencial.
El libro de «Los propietarios de Cuba» evidencia la cantidad de propiedades que llegó a acumular el general, entre ellas diversas publicaciones como el periódico El Mundo y varias revistas. Pero ninguna de ellas cupo en las apretadas maletas del general.
Batista permaneció en España hasta su muerte en 1973, a causa de un infarto en la localidad de Marbella. Está enterrado en el cementerio de San Isidro en Madrid, junto a su esposa y uno de sus cinco hijos.