El aquello que los españoles acabaron con todos los indios en Cuba, y que en dos siglos ya no quedaba ni uno solo en pie, no es más que un cuento de camino.
En Cuba es cierto que hubo mucho mestizaje; pero comunidades casi puras de descendientes de aborígenes han llegado hasta nuestros días, principalmente en la zona montañosa de oriente. A una de esas pertenece Francisco Ramírez Rojas, el último cacique y, paradójicamente, además de jefe indio es presidente local del Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
Panchito ejerce como cacique en la Ranchería, un pequeño asentamiento en las montañas de Guantánamo y a la que solamente es posible acceder tras dos horas de camino en un camión de triple tracción.
Alejado de la civilización y rodeado por lomas, La Caridad de los Indios es un intrincado Consejo Popular del municipio de Manuel Tames. En una de sus comunidades llamada La Ranchería, que es rara y antigua como pocas en Cuba, habitan algunos de los últimos descendientes de aborígenes taínos en el archipiélago. La mayoría de ellos se apellida Ramírez o Rojas.
Hace algunos años, el comandante Ramiro Valdés subió hasta allí y tras sostener una entrevista con Panchito, el Estado construyó casas de mampostería, pues hasta entonces todas la viviendas eran de guano.
El cacique y su gente siempre se han negado a abandonar el lugar en que sus ancestros vivieron. Allí trabajan la tierra y se reparten equitativamente el fruto de su trabajo.
Los nietos, bisnietos y tataranietos de los taínos no hablan una lengua extraña, andan en taparrabos, o viven entre los árboles. De hecho, aunque físicamente se parecen a sus antecesores y mantienen sus tradiciones, en La Ranchería hay televisores, teléfono, escuela, consultorio, joven club de computación, varias unidades de comercio y gastronomía, panadería, dulcería… Lo que no hay son calles y -a falta de asfalto y guaguas- sólo se llega hasta allí a pie o en caballo.
Panchito es una persona mística, guajiro de la montaña, con unos conocimientos increíbles. Él lo sabe todo, no hay una planta medicinal, ni un árbol del que no sepa todos sus atributos, sus variedades, y él siente también gran amor por su gente. Panchito posee todas las cualidades de un gran líder de una vasta familia.
Cuando salen de sus casas no hay necesidad de cerrar las puertas, ya que el robo es un concepto que no existe en la Ranchería. Sólo una vez ocurrió un robo y Panchito, con toda la autoridad de su rango lo expulsó de la comunidad.
No obstante, como mismo ha sucedido en todas las comunidades de montaña en Cuba, los pobladores se han ido marchando. No porque tengan algo en contra de su labor como cacique, sino porque los más jóvenes desean vivir su vida de una forma más moderna.Hace algunos años Panchito ejercía su cacicazgo sobre 40 almas, hoy apenas sobrepasa la veintena.
Panchito tiene más de 80 años y siempre ha vivido entre las lomas. Su abuelo, que era más indio que él (porque indios era lo que había en el lomerío) lucho junto a las tropas de Antonio Maceo y luego hizo familia en el lugar.
El gran temor de Panchito es que la comunidad no sobreviva si continúa la migración y entonces si desaparezcan para siempre las costumbres de los indios. Entonces sí habrá sido el último cacique.