Conocido antiguamente como Herradura City (actualmente Herradura), este pequeño pueblo en medio de Pinar de Río fue fundado por los colonos estadounidenses a inicios del siglo XX. La crisis de la década del 20 casi lo hace desaparecer y, hoy no es más que un pueblo olvidado del que solo queda el recuerdo de lo que un día fue.
El último de los americanos en morir entre los que fundaron, a comienzos del siglo XX, Herradura City, fue Theodore Charles Scott Holton.
De la presencia de estos emprendedores en Pinar del Río ya no queda mucho, salvo algunas fachadas que semejan el aspecto de los pueblos del oeste de Estados Unidos, lápidas con nombres en inglés y restos ya irreconocibles de lo que un día fueron chalets en las afueras.
Durante el siglo XVIII, los colonos compraron tierras allí y levantaron un pueblo al estilo estadounidense, aunque también se asentaron chinos, alemanes y canadienses. Fue en sus parcelas donde muchos de los cubanos que vivían en las cercanías lograron encontrar trabajo tras la guerra.
En poco tiempo el pueblo llegó a contar con no pocas prósperas fincas, donde se cultivaban cítricos, frutales, berenjenas, pimientos, tomates, zanahoria y se criaban reses. Los productos eran transportados mediante el ferrocarril para luego ser embarcados a Estados Unidos.
Herradura City prosperó y sus casas se volvieron lujosas, rodeadas de cercas de madera y hermosos jardines. En el pueblo se abrieron clubes y se construyó un hotel que siempre estaba repleto de comerciantes.
Sin embargo, la decadencia comenzó a caer sobre el pueblo y poco a poco se fue marchitando el alto nivel de vida de sus pobladores.
La industria azucarera cada vez robaba más tierra a los diferentes cultivos, la salinización hacía que el rendimiento de las fincas fuese decayendo y para colmo, Estados Unidos comenzó a imponer aranceles proteccionistas a los colonos que exportaban frutas y hortalizas desde Cuba.
El puntillazo final para Herradura City fue la Gran Crisis del 29. En ese entonces, las exportaciones se detuvieron completamente y una buena parte de los colonos se deshizo de sus propiedades y viajó de vuelta a la Unión.
Los pocos colonos que decidieron quedarse no se rindieron y continuaron sus negocios, aunque ya no era lo mismo.
En el antiguo almacén de la Herradura Land (la compañía que había fomentado la colonización en Herradura City) Theodore construyó el cine del pueblo y comenzó a ampliar sus negocios en diferentes sectores. Sin embargo, con el transcurso del tiempo se fue quedando solo, porque todos sus paisanos fueron muriendo de viejos.
La llegada de Fidel Castro al poder en Cuba echó por tierra lo poco que le quedaba a Theodore: perdió el cine, el camión que había comprado y la finca. No obstante, se negó a abandonar la Isla.
Los últimos años de Theodore los pasó enfermo y ciego, hasta que fallece el 16 de octubre de 1979. Ningún periódico de la Isla mencionó siquiera que el último colono de Herradura City había pasado a mejor vida.