Aunque nadie ya lo recuerda, en el año 1972 Fidel Castro visitó Alemania y como gestó de agradecimiento al Partido Comunista de ese país decidió regalarles a golpe de plumazo por decisión propia un pedazo de Cuba, para convertirlo en una exclusiva atracción turística y que allí vacacionaran los alemanes en medio de un paraíso tropical.
El 20 de junio de 1972, Fidel se encontraba en una visita formal en Berlín, cuando en gesto de agradecimiento por las atenciones y los acuerdos comerciales firmados decidió regalarle a Alemania Oriental la isla Cayo Blanco, ubicada en el Golfo de Cazones, al suroeste de la famosa Bahía de Cochinos. La isla fue renombrada como Ernest Thämann, en honor al líder del Partido Comunista de Alemania.
El 18 de agosto de ese mismo año, se erigió un busto de Ernst Thälmann en la isla y se llevó a cabo una ceremonia de transferencia de soberanía en la cual participaron el embajador, delegados de la RDA y varios representantes cubanos.
Alemania se dispuso a convertirlo en un punto turístico de alto standing para los alemanes privilegiados de la RDA. No vendría a veranear allí ninguno de sus ciudadanos “normales”, sino los altos funcionarios políticos y militares del país.
En la siguiente fotografía podemos ver a Castro con un mapa y, según el crédito de la imagen, señalando la ubicación de la isla, además de una playa de la misma nombrada “Playa República Democrática Alemana (en alemán Strand ‘Deutsche Demokratische Republik’).
La expectación fue tal que la televisión alemana mandó en marzo de 1975 a el famoso cantante Frank Schöbel a Cuba para realizar algunas grabaciones de vídeos musicales. En aquel entonces su canción “Una isla en el golfo de Cazone” y aquellas risas sobre la estatua de Thalmann fueron de total éxito entre las juventudes de la Alemania Oriental.
Esto no se llevó a cabo por los problemas económicos posteriores y la isla permaneció intacta con sus extensas playas inexploradas y su flora y fauna sin perturbar. En esa área se forman arrecifes y alberga una amplia biodiversidad, como el coral negro y peces de arrecifes. También es hogar de la iguana cubana y aves diversas.
La isla, con 15 kilómetros de largo por apenas 500 metros de ancho, es actualmente una zona de exclusión militar, donde habitan varias especies en peligro de extinción y algún que otro turista en ocasiones, con un clima envidiable y playas tan hermosas como Varadero o Cayo Largo.
Con la caída del Bloque Socialista, y la reunificación de Alemania en 1990, la isla quedó finalmente fuera de toda consideración y los gobiernos de ambos países quedaron en que la concesión de esta no fue sino un “acto simbólico” para estrechar la relación entre ambas naciones.
El único testigo que queda de esa lejana época, es decir el busto del Ernest Thämann, sucumbió también al paso del tiempo y a la inclemencia del clima caribeño.
En 1998 la isla sufrió los embates del huracán Mitch y destruyó el busto del líder del Partido Comunista. Según parece permanece en esas condiciones sin que nadie tenga intención de repararla.
Solo se puede visitar con una excursión contratada desde la costa a bordo de una zodiac o una lancha pequeña, las únicas embarcaciones que no corren riesgo de quedar varadas en los bajíos. Los pocos turistas que llegan allí lo hacen usando este método.