Los insólitos e inútiles túneles de Fidel y Raúl Castro que se construyeron en La Habana

Ines Sanz

Los insólitos e inútiles túneles de Fidel y Raúl Castro que se construyeron en La Habana

Pese a estar escondidos y distribuidos por toda la geografía habanera, los cientos de túneles y refugios subterráneos construidos en la capital cubana en la década de 1990 aún siguen en pie, olvidados entre la maleza que ha germinado a su alrededor y hacia su interior.

Ellos fueron creados por orden de los hermanos Castro cuando la isla vivía la peor crisis económica nacional jamás vista, pues ambos dirigentes estaban convencidos de que Cuba estaba a punto de verse involucrada en una guerra con Estados Unidos.

Al ser levantados, los túneles dañaron la estructura de inmuebles en toda La Habana, los que continúan sin ser reparados después de 3 décadas.

Los mandamases prácticamente forzaron a su pueblo a edificar refugios en preparación a ese supuesto conflicto armado con su vecino del norte, el que, según Fidel, pretendía destruir «el último bastión del socialismo mundial».

En pleno Período Especial, Raúl dirigió las obras constructivas, donde colaboraron las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

En la actualidad, de esas construcciones solo quedan intrincadas madrigueras con aguas putrefactas y desperdicios por doquier.

Por culpa suya, muchas personas con viviendas cercanas a los túneles se encuentran residiendo en hogares en peligro de derrumbe.

Debido a que la razón pública para llevar a cabo este fatídico proyecto se basaba en un miedo que la imaginación del líder supremo cubano había creado, hoy en día se sospecha que todo formaba parte de una artimaña gubernamental para distraer al pueblo de la crisis económica.

Para poder completar aquel proyecto se tuvo que paralizar el programa de viviendas y la actividad constructiva en general en el país. En él se usaron más de 230.000 metros cúbicos de hormigón, toda la producción nacional de 2 años y medio de cabillas, y 850 toneladas de las reservas de combustible del ejército cubano. Todo esto constituyó un colosal e ilógico derroche de recursos, sobre todo para el escenario económico nacional del momento.

Las obras fueron paralizadas (sin explicación alguna) cuando ya se habían excavado unos 600 kilómetros en la ciudad, y se redesviaron entonces los recursos para la causa del niño Elián González.