Cuba está llena de casas abandonadas sobre las que rondan no pocas leyendas de espíritus, apariciones y terribles maldiciones para quienes osen habitarlas.
Un caso que bien se ajusta a esto es de una casa en la zona de Palmarito, en Pinar del Río, la cual, según los residentes de las inmediaciones, se encuentra habitada por espíritus. Numerosos han sido los testimonios de personas que han intentado ocuparla y que han tenido que salir huyendo del lugar por las coas que allí sintieron o vivieron.
Uno de ellos, Filiberto Calá, asegura que nunca ha creído en ningún tipo de supersticiones, pero que solo aguantó vivir un año en el lugar porque llegó un momento en que sentía que se estaba muriendo.
Según cuenta, una noche mientras conversaba con su mujer comenzó a sentir unos escalofríos muy extraños que no le dejaban mover las manos ni los pies. Además, empezó a ver como uno de los faroles de la casa se desplazaba por el aire de un lugar a otro hasta que quedó suspendido en el aire.
No lo pensó mucho, al otro día recogió todas sus cosas y salió del lugar.
Desde aquella experiencia, han pasado ya más de 20 años y otros “valientes” han intentado asentarse en el lugar. Nadie ha hecho el cuento: uno se ahogó en el mar, otro terminó quitándose la vida y su último propietario se está muriendo de cáncer.
Los vecinos aseguran que la maldición de la casa es por culpa de sus primeros dueños. Se trataba de una acaudalada familia que nunca aceptó a nadie en sus tierras ni para trabajar. Por eso sus espíritus protegen la propiedad de cualquier intruso que quiera habitarla.
Dejando a un lado las supersticiones, lo cierto es que todos los que han vivido en la casa la han abandonado al poco tiempo y eso que esta se encuentra en buenas condiciones y que con no mucho esfuerzo pudiera quedar habitable nuevamente.
El propietario actual también tiene miedo de vivirla y sólo la utiliza como almacén para guardar los instrumentos con los que trabaja en el campo.
La mayoría de los vecinos más viejos juran que es porque en la casa embrujada de Palmarito nadie soporta vivir: las cazuelas se caen de los fogones, los sillones se mecen solo y se aparecen los fantasmas de todos los muertos que un día la habitaron…