En Cuba la popular frase “se soltó el león” suele utilizarse en los momentos en que una persona brava presume de su hidalguía y es necesario salir echando un pie. El origen de la frase no es falso dado que en más de una ocasión se han escapado leones dentro de la isla y cubanos con mucha valentía los han capturado.
El escritor Ángel de Jesús Quintana Bermúdez escribió un libro llamado “El águila negra”, en el narra la historia de un león que escapo en Banes. Un domador de caballos conocido en la zona, cuyo nombre era Juan Silva Torres se convirtió en el protagonista de la historia.
En los años 50 del siglo XX en un circo cubano de esos que acostumbraba a viajar por los pueblos, había un león. Un sábado el protagonista sale de paseo al poblado de La Güira enterándose de que el león del circo se había escapado. Rápidamente montó en su caballo y llevó a cabo y fue detrás del camión de los domadores.
El animal fue hallado agazapado en un bohío. La domadora trataba de sacar a la fiera, pero esta se encontraba libre y poco dispuesta a volver a la apretada jaula del circo. Luego de un prolongado rato de peleas y trajines, la domadora ceso en el empeño; abandonando al animal a su suerte frente a los fusiles de la guardia rural. Posterior a esto, en un acto de supervivencia o inteligencia, no se sabe; el león saló del bohío y camino hacia la jaula.
Momento que fue aprovechado por Juan Silva el cual le lanzo un lazo y lo domó al viejo estilo. Un zarpazo y heridas leves le valieron un poco de dinero y entradas para la función de circo.
El león de la carretera
Muchos son los choferes cubanos que se autodenominan “el león de la carretera”. Sin embargo, Eduardo Aguilera (Titi), natural de Manzanillo, no era de esos. No obstante, a Eduardo en el año 2015 la vida le puso una curiosa prueba mientras manejaba.
Era ya de madrugada cuando se encontraba al timón por la carretera de Campechuela. Cuando visualiza a un animal grande en la carretera, que parecía una vaca. Acto seguido y de manera precavida disminuye la velocidad y al acercarse poco a poco al animal en cuestión se asombra grandemente al caer en cuenta que se trataba de un león. El animal al parecer se encontraba furioso y arremete contra el vehículo, por lo que El Titi aceleró y se fue sin mirar atrás. Desde un celular llamó a la policía de Campechuela e informó sobre lo sucedido. La respuesta de los agentes fue de asombro y duda llegándole a preguntar si estaba seguro de lo que había visto.
La Guardia Operativa de la PNR de Manzanillo, un domador y otros expertos en el trato con leones, capturaron sin problemas al animal. Después se supo que pertenecía a un circo y en plena transportación se salió de la jaula y cayó a la carretera.
El escape de los tres socios por Camagüey
En mayo del 2021, tres leones pertenecientes al Consejo Provincial de Artes Escénicas de Camagüey escaparon de su jaula en el zoológico de esa ciudad cubana a causa de un descuido de su cuidador, pero la fuga fue controlada con prontitud sin provocar daños a los animales.
Los leones, que forman parte de espectáculos circences que se realizan en áreas del céntrico Casino Campestre camagüeyano, fueron devueltos “seguros” a su habitáculo con “el esfuerzo del domador de las fieras, personal del zoológico y fuerzas del Ministerio del Interior”, precisa una información del periódico local Adelante.
La fuga se debió a “un error” del custodio, quien “dejó sin pestillo la puerta exterior de la jaula durante el proceso de limpieza posibilitando la fuga de los felinos, los cuales nunca sobrepasaron la cerca perimetral de la instalación”, explicó el medio.
Mitos urbanos con el león del Zoológico de 26
Sobre el león del Zoológico de 26 son muchos los rumores que corren. Algunos comentan en los barrios que en más de una ocasión trató de ir de paseo fuera de la instalación. Lo que si afirman es que hace muchos años no ven un león en un circo de la isla.
Y es que en muchos lugares del mundo se ha prohibido el uso de animales salvajes en los shows de circo; debido no solamente a los casos de violencia que han ocurrido sino también por el maltrato y el estrés que padecen los animales antes y durante cada función.
Se hace bonito realmente ver a los animales salvajes y escuchar sus rugidos de cerca. Pero aunque guste mucho contemplar su belleza y puedan ser de mucho provecho para el avance de la ciencia estando en cautiverio, su lugar es en la naturaleza y allí es donde deberían vivir, libres.