Tania la Guerrillera, cuyo nombre real era Haydée Tamara Bunke Bider, nació en Buenos Aires de padres alemanes y conoció al argentino Che Guevara en 1960, cuando éste viajó a Alemania Oriental en una misión del Gobierno revolucionario cubano.
Ella fue la única mujer que acompañó a la guerrilla encabezada por el Che en Bolivia. Abraham Baptista, entonces director del Hospital del Señor de Malta en el municipio boliviano de Vallegrande, y quien fuera encargado de recibir el cuerpo en la morgue, dio a conocer detalles desconocidos sobre lo que paso luego de la muerte de “Tania” y que podrán ser leídos en su totalidad en un libro que está por lanzar.
El testimonio, incluido en el relato autobiográfico del médico que hace 48 años se refugió en México, indica que “en su mochila (Tania) traía cartas, versos escritos de su puño y letra, dólares americanos, libretas de apuntes y su pasaporte, del cual tomé su foto sin que se diera cuenta los militares que me acompañaban.
El grupo original que comandaba Guevara se había dividido en dos en plena persecución del ejército, uno encabezado por él mismo y el otro por alias ‘Joaquín’, quien era acompañado por Tania, quien portaba documentos del Che.
Tania murió en un enfrentamiento en el Río Grande en Vado del Yeso, y su cadáver apareció una semana después, atrapado en una roca de la corriente.
Pero cuando los soldados regresaron a Vallegrande con el cuerpo de Tania, trasladado en los patines de un helicóptero militar en un turbulento viaje desde el río, “los informes (militares) dijeron que el cuerpo de la guerrillera fue rescatado en el Río Masicuri, no el Río Grande”, indica el médico.
Cuando fueron a buscar el cadáver, ya en mal estado de Tania, el capitán Mario Vargas Salinas, militar adscrito a la octava división del Ejército, estuvo revisando el interior de la mochila encontrada junto a la guerrillera y le pasaba los documentos y objetos al doctor Moisés Abraham.
“Los documentos que llevaba consigo fueron a parar a manos de la los oficiales de la CIA que trabajaban con el ejército boliviano”, según el testimonio del galeno.
De acuerdo con los testimonios de soldados, el cuerpo de Tania se atoró en una piedra grande del río y “los peces lo habían carcomido”.
El médico afirmó que “su cuerpo fue exhibido para escarmiento de los pobladores, estaba irreconocible, ya en proceso de descomposición”.
En el entierro de la guerrillera con oficios religiosos en Vallegrande estuvo presente el entonces presidente boliviano René Barrientos.
La siguiente cita de este galeno sería con el cuerpo abatido del guerrillero argentino, de quien conservaría su chaqueta ensangrentada, que se llevó a México y jamás piensa desprenderse de ella aunque ha recibido millonarias ofertas.