Ya la Feria Internacional del Libro de la Habana no es tal cosa. Sería más indicativo rebautizar el evento como «La feria de la Pacotilla» porque ciertamente es la mayor parte de lo que ves en cada puesto, pabellón o carpa de venta. Si buscas libretas y otros útiles escolares para tus hijos este es tu sitio, siempre y cuando «lleves un camión de dinero» (ya me comentaba una amiga un día antes de mi visita).
Los precios están en la boca de todos, la Feria ha vuelto tras dos años de pandemia, pero también de gran inflación, problemas para importar y escasez.
La popular cita se encuentra a rebosar, principalmente de niños, jóvenes y familias, desde que arrancó el mayor evento cultural de Cuba este miércoles. Pero muchos se lo piensan dos veces antes de comprar.
«Está todo muy caro. Sobre todo las cosas para los niños. Yo tengo suerte de que mis hijas son ya un poco mayores», comenta a Efe Yolanda a la salida del puesto de México, el país invitado de esta edición.
Algunos libros de editoriales cubanas pueden encontrarse a partir de 20 pesos (cup), menos de un dólar al cambio oficial, pero los de casas extranjeras sobrepasan los 1.000, según comprobó Efe en varios puestos.
Estos precios se encuentran muy por encima de los que se acostumbran a ver en Cuba, donde la cultura ha sido tradicionalmente asequible, y de lo que se pueden permitir muchos cubanos en la actualidad, en medio de la grave crisis que atraviesa el país.
En opinión de Yolanda, «la mayoría» de los cientos de personas que acuden a la FIL van para «despejar la mente» y pasar el día, aprovechando también que es un plan que se puede hacer con los más pequeños, que tienen una semana de receso en la escuela.
Leandro González, un profesor que acudió a la feria con un grupo de alumnos, asegura a Efe que los precios «son reflejo de la situación del país, de dos años de pandemia y una inflación».
«Se nota mucho la diferencia entre los precios de la feria anterior (2019) y los precios de ahora. Es notable el aumento», afirma el joven, que de normal se centra en las ediciones nacionales y los libros de segunda mano, donde los precios aparecen más contenidos.
«He escuchado comentarios de amigos míos que dicen que no pueden comprar muchos libros con los precios que tienen actualmente», agrega.
«HAY QUIEN PUEDE PAGAR Y QUIEN NO»
Yanely Barrio, vendedora en uno de los puestos de productos de papelería para niños, destaca que «hay ganas» de feria tras dos años de parón forzado por la COVID y celebra que haya «mucha gente, muchos jóvenes».
«Hay quien puede pagar y quién no», reconoce al ser interrogada por los precios.
La directora de la Cámara Cubana del Libro y una de las principales organizadoras de la FIL, Daimarelys Moreno Roda, reconoce en declaraciones a Efe esta «afectación» en los precios, pero la circunscribe a la oferta de productos importados.
«Se reconoce que los expositores extranjeros tienen aumentos de precios (…) , pero el Estado cubano garantiza la posibilidad de que el público pueda acceder a todos los productos, tanto de libros como asociados, con precios módicos», indica.
Moreno subraya que la feria es un «evento muy popular», donde «lo importante es que la familia cubana se sienta a gusto con lo que le ofrece el Estado cubano».
Y es que salvo las contadas editoriales cubanas, con sus escasas propuestas y aburridísima gama de textos socio-políticos, todo la pacotilla que antes los padres compraban con CUC se encuentra en su equivalente en MLC, convertido ya en moneda nacional, pero a razón de cómo se encuentra valorado en el mercado informal. De modo que si un artículo suponía 5 CUC antes del infame «ordenamiento económico» cubano, ahora representa entre 500 y 600 cup para tu bolsillo. Todo esto, cabe resaltar, dentro del marco de un evento organizado por instituciones culturales del estado y, por consiguiente, el gobierno de Cuba.
En conclusión: Reglas, plumones, posters de BTS y otras bandas juveniles, pero apenas libros. Crayolas, pinceles, vasos con motivos anime, rompecabezas de Disney; pero apenas libros. Plastilina de colores, pegatinas, mochilas de Spiderman y otros superhéroes; pero apenas libros.
La FIL, que arrancó este miércoles y se prolonga hasta el 30 de abril, cuenta con representantes de 35 países y más de 300 invitados extranjeros, entre ellos escritores, editores, distribuidores, libreros y artistas.
El evento ofrece más de 900 novedades editoriales, más de 4.000 títulos, cuatro millones de ejemplares de diversas materias y 1.000 libros electrónicos.
En La Habana, la FIL tiene en la antigua fortaleza de San Carlos de la Cabaña su principal sede -y otras 18 subsedes-, pero está previsto que la iniciativa se traslade después a otras provincias del país y concluya en Santiago de Cuba a finales de mayo.