Para Polo Montañez, Ady García siempre fue Nené. Una mañana le dio los buenos días guitarra en mano y tarareándole los acordes del que después sería su icónico tema Flor Pálida, el cual compuso para ella, quien fuera su compañera desde 1990 hasta 2020, cuando el falleció en un accidente de tránsito.
La canción Flor Pálida fue incluida en el disco Guitarra Mía, con el cual el “Bardo de la Campiña” logró conquistar el corazón del público de habla hispana. El tema, narra la historia de un amor tierno y puro, ya que, para Polo, Ady conservaba la fragilidad de una flor.
“La primera vez que escuché Flor pálida fue al pie de mi cama, guitarra en mano y sonrisa en los labios. Quedé atrapada en esa dulce melodía hipnótica y sedante que no me permitía quitarle los ojos de encima mientras cantaba», confesó hace unos años la musa de este guajiro natural.
Se conocieron en la paladar La Casona, donde Polo Montañez frecuentaba con su guitarra y una maleta de casetes con canciones de la Década Prodigiosa.
Se acercó mientras ella trabajaba como camarera y comenzó a hacerle tantas preguntas que parecía un periodista. Poco a poco fue surgiendo una relación que los llevó a compartir juntos hasta que él murió. El cantante se la pasaba buscando la forma de hacerla feliz y siempre le decía que le encantaba verla sonreír.
“La vida con Polo era diferente, como con otros tonos, siempre alegre; ese hombre no se enojaba por nada, y no sé cómo lo hacía, romántico a más no dar», recuerda Ady.
Días después de componer Flor Pálida, Polo la estrenó en La Casona, en la víspera de un Día de los Enamorados, el 13 de febrero de 2001, justo la fecha del cumpleaños de Adys, y ante un grupo de amigos que organizaron una fiesta para ella.
“Hallé una flor un día en el camino, que apareció marchita y deshojada, ya casi pálida ahogada en un suspiro… Nunca lo voy a olvidar. Él describe exactamente cómo era yo cuando me conoció”, cuenta Adys.
“Había terminado una relación difícil, de muchos años, y estaba deshecha. Sus primeras palabras cuando me enamoró fueron: ‘Yo te voy a enseñar que la vida no es solo esto’. Y fue verdad, porque me convirtió en una mujer muy feliz», dice aún emocionada.
En el 2002, la vida le cambió para siempre a Ady, ya que al regresar de una fiesta de 15 en el círculo social habanero José Luis Tassende, tuvieron un fatal accidente que ocasionó la muerte de unos de los hijos de Ady y de su amado esposo Polo.
“En el accidente murió Polo, también Mirel, el más pequeño de mis dos hijos con mi anterior esposo… y la mitad de mi vida y mi alegría. He perdido parte de mi brillo, pero la otra mitad la relleno con el recuerdo imborrable que me dejaron; así vivo», contó el pasado año en un entrevista.
Desde aquel fatídico noviembre de 2002, hace 17 años, Adys no fue nunca más la misma: volvió a ser la flor marchita, casi pálida, ahogada en un suspiro…
El sueño de casarse oficialmente no pudo cumplirse. Lo tenían planificado para finales de ese año y luego viajarían a Francia, ya que el presidente de la disquera Lusáfrica, José Da Silva, les había hecho la invitación.
Hoy día ella se deleita con la melodía que su esposo le compuso, sin olvidar el momento de sus primeros acordes a la orilla de su cama aquella mañana…