Las aduanas y la seguridad fronteriza de Estados Unidos detuvieron a Cuba más de 79.800 veces entre octubre y marzo, dos veces en 2021 y cinco veces en 2020. En total, las patrullas fronterizas deportaron a todos los nacionales más de 209.000 veces en marzo. Marca mensual en 22 años.
El aumento comenzó en noviembre cuando Nicaragua decidió que otros países como Panamá y República Dominicana ya no exigirían visas a los cubanos para promover el turismo.
Después de volar a Nicaragua, los cubanos viajan por tierra a áreas remotas de la frontera de Estados Unidos con México -principalmente en Yuma, Arizona y Del Río, Texas- y generalmente se transfieren a los guardias fronterizos.
La administración Biden se ha estado apoyando en otros gobiernos para evitar que los inmigrantes ingresen a los Estados Unidos, más recientemente durante una visita a Panamá esta semana del Secretario de Estado Anthony Blinken y Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas. Las acciones de Nicaragua, el adversario de América, complican ese esfuerzo.
Funcionarios cubanos y estadounidenses se reunirán este jueves en Washington para conversaciones sobre inmigración, primera en cuatro años.
Ante el dramático incremento de arribos en la frontera sur, funcionarios de Cuba y Estados Unidos prevén reunirse el jueves en Washington para abordar temas migratorios, el primer encuentro en cuatro años a pesar de que los acuerdos bilaterales establecen que deberían ser dos veces al año.
Al llegar a la frontera los cubanos viajan por tierra por parajes remotos, principalmente en Yuma, Arizona, y del Río, Texas, hasta que generalmente se entregan a la Patrulla Fronteriza para empezar con sus peticiones de asilo. En general tienen poco riesgo de ser deportados bajo los protocolos de salud pública implementados para expulsar a miles de migrantes de otras nacionalidades bajo el argumento de frenar los contagios de COVID-19.
A sólo 500 cubanos que tuvieron encuentros con agentes de la Patrulla Fronteriza en marzo, un 2%, se les aplicaron las normativas de los protocolos de salud que el gobierno prevé eliminar el 23 de mayo.
Aunque éste no es el primer éxodo masivo de cubanos podría superar a otros tres: el de Camarioca, cuando en 1965 salieron casi 5.000 personas; el del Mariel, cuando huyeron poco más de 124.700 cubanos en 1980, y la llamada crisis de los balseros cubanos, cuando unos 30.800 arribaron por mar en 1994.
La Habana, que no ha revelado estadísticas sobre cuántos cubanos han salido del país, ha acusado a Estados Unidos de manipular la situación y ofrecer prebendas y beneficios que estimulan la salida de sus ciudadanos.
“¿Qué le duele a uno? Que haya jóvenes que no encuentren que su proyecto de vida lo puedan desarrollar en el país y tengan que emigrar”, dijo el presidente cubano Miguel Díaz-Canel al admitir la salida de sus compatriotas a comienzos de abril.