«Vale todo», la telenovela brasileña que dio nombre a las paladares en Cuba

Redacción

Vale todo, la telenovela brasileña que dio nombre a las paladares en Cuba

Los cubanos con esa manía tan criolla de cambiarle el nombre a todo lo que ya lo tiene nombraron “paladares” a los pequeños restaurantes privados que surgieron en la Isla en la década de 1990 y “paladares” los han seguido llamando hasta el sol de hoy. El origen de tan curiosa denominación se encuentra en la telenovela brasileña de “Vale todo”, que emitió la cadena Globo entre 1988 y 1989, y que a la televisión cubana se le ocurrió transmitir en los momentos más álgidos del llamado Período Especial.

Este melodrama brasileño narraba la historia de una madre, Raquel Accioli (interpretada por Regina Duarte), cuya inescrupulosa hija, María de Fátima (Gloria Pires), deja en la pobreza al vender la única propiedad familiar.

María deja en la pobreza a su madre al vender la única propiedad familiar.

Raquel comienza vendiendo bocadillos en la playa de Río de Janeiro, prospera y establece su primer restaurante, llamado Paladar, en alusión, por supuesto, al sentido del gusto.

A lo largo de la telenovela el personaje evoluciona hasta convertirse en una empresaria de éxito con su propia cadena de restaurantes.

La telenovela contó con mucha aceptación en la Isla y los cubanos que, en aquel momento tuvieron la oportunidad de abrir pequeños negocios, comenzaron a verse reflejados en Raquel y en todas las peripecias que pasó para lograr salir adelante en medio de las más adversas condiciones.

Raquel comienza vendiendo bocadillos en la playa de Río de Janeiro

Así, los pequeños restaurantes privados que surgieron en Cuba recibieron el mote popular de “paladares”, pues en gran medida recordaban por su precariedad los esfuerzos de Raquel por salir adelante en las más adversas de las condiciones.

Estas primitivas paladares cubanas – que se diferencian en mucho de los lujosos restaurantes privados que existen hoy en Cuba – estaban sujetas a numerosas restricciones (todos los empleados debían ser familiares, no podían tener más de doce sillas y tenían vetado servir platos elaborados con langosta o carne de res). Además, desde el comienzo el Gobierno de Cuba, que se resistía a ceder el control de la economía del país hasta en los aspectos más nimios, las hizo víctimas de una persecución implacable.

Una escena de la telenovela brasileña Vale todo (1988), con las actrices Regina Duarte (izq) y Gloria Pires (der).

A pesar de eso, las que lograron sobrevivir – porque las licencias se cancelaron de nuevo por años – lograron un éxito abrumador y superaron con creces a los ineficientes e incompetentes restaurantes estatales.

Ir a comer a una paladar en Cuba se convirtió en símbolo de estatus y varias de ella como La Guarida o el Hurón Azul se convirtieron en verdaderas leyendas.