La mugre, la humedad y la basura acumulada invaden toda La Habana, propiciado por la falta de mantenimiento por parte del Gobierno y por la mala educación y los valores inadecuados intrínsecos de la población cubana.
La miseria, adornada por la pobre salubridad, se ha convertido en una identidad propia y peculiar de La Habana que muchos turistas buscan.
La acumulación de basura es un problema que no será resuelto hasta que los cubanos modifiquen completamente su comportamiento y se adapten a no tirar basura en cada rincón que encuentren, mientras, las autoridades no se encargan de recolectar los desechos en puntos no oficiales de acumulación de basura.
La suciedad llega a obstruir las vías y obstaculizar la circulación de peatones y autos, y estas problemáticas no son recogidas en los programas y proyectos de rehabilitación de calles y edificaciones de la ciudad.
Funcionarios y arquitectos de la Dirección de Servicios Comunales y de la Dirección Provincial de Vivienda aseguran que a menudo se diseñan nuevas estrategias para enfrentar el problema, pero no se ha encontrado una solución verdaderamente efectiva.
Muchos vecinos alegan que el Estado ha optado por aumentar los tanques de basura, cuando sería preferible que se sistematice la recogida de desechos y se clasifiquen los contendores para el reciclaje. Otros proponen el establecimiento de horarios para botar la basura y que, tanto las empresas como los habitantes, se turnen para recoger los desechos.
Se deduce que cada año son emplazados en las calles habaneras unos mil tanques recolectores nuevos; no obstante, a la vez se retira un volumen similar en el mismo período de tiempo.
Un funcionario de Comunales en La Habana, José Ramón Fuentes, admite que hay personas que los quema o los rompe para reutilizar ruedas, plástico, etc., por lo que tanques nuevos enseguida se vuelven inservibles. Además, existen otras dificultades como la carencia de emplazamientos para los recolectores, por lo que a veces de colocan en medio de la calle.
Se planea que próximamente se comiencen a implementar nuevas regulaciones, arregladas entre los gobiernos locales y el Instituto de Planificación Física, con el objetivo de ofrecer un remedio a la higienización en las principales zonas habaneras, entre las que se encuentran el establecimiento de horarios fijos para la recogida de los desechos y la imposición de multas para los infractores.
Sin embargo, los funcionarios estatales no parecen tener mucha confianza en cuán efectivo serán esas disposiciones pues el fenómeno llega a ser incontrolable para el gran volumen de recursos que implicaría.