La célebre cantante cubana Celia Cruz, un símbolo de la cultura de la isla, murió el 16 de julio de 2003 en Nueva Jersey, Estados Unidos; aún así, millones de seguidores en Cuba y en el mundo la recuerdan cada día.
La que fue su casa en la ciudad de La Habana sigue siendo un punto se referencia para miles de turistas (aunque no ahora en plena pandemia mundial del virus de la COVID-19) que desean conocer el último lugar donde residió la artista antes de emigrar de su patria, para partir rumbo a México y luego a Estados Unidos.
El inmueble continua siendo propiedad de la familia Cruz, la que se ubica en la calle de terracería, que se halla idéntica a como estaba cuando Celia transitaba por allí. Ahora la casa es habitada por María Caridad, hija de una prima suya.
La vivienda, numerada 110 de la calle Terraza, en la capitalina barriada de Lawton, municipio Diez de Octubre, fue construida en el año 1954.
La edificación, planteada con un solo nivel, está ahora tintada de color azul y exhibe bellas piezas de herrería, las que cuidan el acceso de la puerta y de las ventanas.
Un altar homenajeando a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, corona un costado de la entrada principal debido a que Celia le tenía mucha estima como guía espiritual.
Celia tenía en mente disfrutar mucho de su recién construido hogar hasta que la gira internacional que hizo la Sonora Matancera en 1960 motivó al nuevo gobierno revolucionario a no permitir su retorno al país, por lo que no pudo estar presente al morir sus padres, Simón Cruz y Catalina Alfonso.
Y fue en 1990 cuando logró retornar a Cuba, aunque no técnicamente. Solo llegó a la base naval de Guantánamo, propiedad del gobierno norteamericano, donde pudo recoger un poco de tierra para ser arrojada en su sepultura, para así poder tener siempre algo de su isla, la que más nunca pudo visitar.