Las autoridades migratorias de México desactivaron en horas de la mañana de ayer la caravana donde viajaban decenas de cubanos, junto a migrantes de Venezuela y Centroamérica, dese la ciudad de Tapachula, con dirección a Estados Unidos.
En horas tempranas del pasado domingo las autoridades pusieron a su disposición autobuses para trasladarlos a un municipio, 40 kilómetros al norte de Tapachula, donde supuestamente tramitarán sus permisos migratorios este lunes.
“Se les va a dar el apoyo para regularizarlos”, expresó Hugo Cuéllar, representante del Instituto Nacional de Migración (INM).
Todos aceptaron la propuesta de forma voluntaria con lo que, se concrete o no, el efecto inmediato fue evitar que los migrantes caminaran por la carretera.
Los cubanos y los venezolanos aprovecharon las festividades de la Semana Santa para echarse a caminar portando cruces en recuerdo de los primeros vía crucis que por estas fechas hacían migrantes y activistas para poner de manifiesto los peligros de la ruta.
Muchos dicen sentirse como presos en esta ciudad debido a la lenta tramitación de sus solicitudes de asilo —la oficina que las tramita está desbordada— y se quejan de que no consiguen trabajo en el estado de Chiapas para mantener a sus familias.
“Lo que queremos es seguir caminando, seguir avanzando. Lo que pedimos es que Migración nos apoye, que no nos retenga tanto tiempo”, expresó ayer Yuritza Díaz, una cubana que viaja junto a su esposo y sus hijos.
En la negociación se logró que los cubanos, junto al resto de los migrantes, abandonaran la caminata masiva y se les otorgaron 10 autobuses y 14 vehículos oficiales del Instituto Nacional de Migración para trasladarlos a las oficinas migratorias en Huixtla y ahí hacer su trámite de visa humanitaria y el permiso para transitar hacia la frontera norte.
Desde fines del año pasado, el INM cambió de estrategia y con el fin de descongestionar el sur de extranjeros empezó a trasladar a migrantes en autobuses a otros estados para gestionar ahí sus permisos migratorios. También ha ofrecido transporte para desactivar las caravanas.
Organizaciones de derechos humanos han criticado la falta de transparencia en estos procesos, y muchos cubanos aseguran que terminan siendo deportados a la isla, en vez de ser tramitados sus permisos de regularización.