Comer se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de las familias cubanas

Redacción

Comer se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de las familias cubanas

Por lo general, Enrique y su familia se sientan a la mesa los domingos y almuerzan arroz, potaje de frijoles negros, carne de cerdo y alguna ensalada. Un menú 100% cubano.

Tristemente, en no muchas casas de la Isla se puede almorzar como en casa de Enrique, ya que el encarecimiento de los alimentos ha ido arrinconando a los platos tradicionales hasta llegar a a limitarlos a celebraciones familiares y hasta cenas de fin de año solamente.

“Para que mis padres, mi esposa y mis dos hijos puedan almorzar así un fin de semana, tenemos que gastarnos como 3000 pesos. Con mi salario, el de mi mujer, y la jubilación de mis padres, casi que se nos va todo en la comida de los domingos. Y no es que estemos comiendo faisán o caviar, son solo platos tradicionales”, cuenta Enrique.

Herminia, su madre, brinda más detalles sobre lo que cuestan las comidas familiares de los domingos.

“Si te pones a sacar cuenta te vuelves loco. Con la carne nada más son casi 1000 pesos. Dos libras de frijoles, 160 pesos. Un aguacate 50 pesos. Cuatro o cinco mangos para hacer una mermeladita, nos sale a 20 pesos cada uno y cuidado. Si queremos comprar queso es a 200 o 250 pesos la libra cuando aparece. Los condimentos también nos llevan de la mano y corriendo. Esos sobrecitos que venden a 25 pesos no traen casi nada, se le va la vida a uno comprando sazón. Comer en casa un plato típico cubano se ha vuelto un lujo, por lo que para darse el gusto un día, hay que apretarse entre semana y echar mano a los huevos, perritos, croquetas o pizzas y espaguetis en la calle”, comenta Herminia.

Desde hace más de 50 años que el asunto de la comida en Cuba se ha vuelto un verdadero quebradero de cabeza. Mientras menos dinero entra a la casa, peor se come. Los almuerzos se sustituyen en la mayoría de las cosas por un pan con algo o una comida rápida como las pizzas de 75 y 80 CUP.

El dinero no les alcanza a los cubanos por más que lo estiren. Se ven forzados a hacer una sola comida caliente al día, desayunan sin leche y con un pan al que muchas veces no se le puede echar ni tan siquiera un poco de aceite dentro.

La pizza en Cuba ha pasado a ser un alimento que se consume en cantidades industriales a la hora del almuerzo. Según se dice, el consumo masivo de este alimento fue introducido en los años 60 por Fidel Castro, después que Estados Unidos le declarara el embargo a Cuba.

Para que la población “escapara”, se crearon puestos de venta por toda la Isla en los que se vendía desde hamburguesas de cerdo (que él les puso Zas y la gente las llamaba Mac Castro), hasta helados tropicales con una esencia de naranja, limón o toronja.

Aun cuando la cantidad de pizza que se consume en la Isla es de campeonato, su calidad muchas veces deja mucho que desear. La variante más demandada es la llamada napolitana, la cual es una masa de harina de grosor medio a la que se le añade queso blanco (o fundido cuando “la cosa está mala”), puré de tomate condimentando y su precio oscila entre los 150 y 200 CUP.

La carne de cerdo, los chicharrones, los frijoles negros, el arroz y los tostones, siguen siendo platos típicos, pero por sus elevados precios, cada vez son menos los cubanos que pueden permitirse esté menú de forma regular. Ni hablar de pescados como el pargo y la cherna o mariscos como camarones y langostas, que antes de 1959 formaban parte de la tradición culinaria cubana y hoy en día casi que solo puede vérseles en fotos.