Si hay unas fiestas conocidas y esperadas en Cuba son las de quince años. Serenatas, bailes, fotos y otras tradiciones, son tan importantes para las familias de la Isla que cuando hay que celebrar unos quince se remueve cielo y tierra con tal de garantizar no se quede ni un solo detalle.
Un “pequeño” detalle de estas fiestas es el costo que suponen, lo cual se vuelve una verdadera pesadilla para los padres, que tienen que hacer puros milagros para que no pase por alto la fecha.
Una de las “vías de escape” para las fiestas de quince es el tráfico y venta de cabello humano en el mercado negro.
“Las peluqueras particulares lo pagan muy bien y al momento tienes el dinero en la mano”, cuenta Ailyn, una joven quinceañera que dice haber costeado las fotos de su décimo quinto cumpleaños con lo que pudo sacar de la venta de su pelo.
“No son pocas las mujeres que se dedican a cuidar su cabello con tratamientos y hasta medicamentos, para cuando tenga el largo apropiado cortarlo y sacarle unos cuantos dólares. El precio es alto, a una porción se le saca fácil 100 dólares, yo hice el contrato con la misma que me tiró las fotos; pagaría con mi pelo todo el costo del maquillaje y los retratos”, añade Ailyn.
Esta práctica no es exclusiva de las quinceañeras, sino que muchas mujeres en la Isla han convertido su cabello en una importante fuente de ingresos. En el caso de menores de edad también el cabello reporta ganancias.
“Todos los años saco más con la venta de mi pelo y el de mis dos hijas que lo que gano trabajando como profesora”, cuenta Lourdes Gómez.
“No digo que no me gustaría lucir mi pelo y sé que a mis hijas también, pero con estos 300 dólares que saco podemos comprar comida y hasta ropa y zapatos. La alimentación está por encima de la belleza. Yo tengo 36 años y soy divorciada, debo mantener a mis dos hijas por encima de todo”, añade.
“Un moño si es grande puede llegar a valer más de 100 dólares. Yo lo pago al cash porque le saco casi el doble”, comenta Jenny Domínguez, una peluquera que tiene su negocio en San Antonio.
“Son casi 15 mujeres las que vienen cada año fijas a venderme su pelo. Es como si tuviésemos un contrato porque ellas saben que son 100 dólares al seguro. Lo único que tienen que hacer es dejarlo que crezca para luego cortarlo”, detalla.
Tristemente en Cuba el llevar el pelo muy largo en las mujeres se ha convertido hasta en un peligro, ya que no han sido pocos los asaltos que, en lugar de ser para quitarles la cartera, la cadena o el celular, ha sido para cortarles y robarles su pelo.
“El pelo me daba por la cintura. A mí siempre me gustaba presumir y lo llevaba suelto la mayor parte del tiempo. Por mi cabeza nunca llegó a pasar que me asaltarían para cortármelo. Todo fue en un abrir y cerrar de ojos, de pronto uno de los asaltantes me puso una cuchilla en el cuello y el otro me cortó el pelo con una tijera. Los dos salieron corriendo con mi pelo”, cuenta Diana Oliva, quien fue víctima de un asalto de este tipo en Santiago de las Vegas.
“Casos como el mío se han dado en varios municipios. El pelo en Cuba es caro, como las prendas, los celulares de gama alta y los relojes de marca. Todas estas cosas es muy importante tenerlas lejos de los ojos de los ladrones”, añade Diana, quien desde entonces usa el pelo corto.