A todo aquel que conozca un poco sobre la vida de Ernest Hemingway, no le resultará para nada extraño que Finca Vigía, en Cuba, fue uno de los sitios más importantes en la vida del celebérrimo escritor.
Rodeada de numerosos árboles frutales y ubicada en el barrio de San Francisco de Paula, la enorme mansión fue la vivienda de Hemingway durante más de dos décadas.
Tras su muerte, en 1961, la residencia fue donada al gobierno cubano con la condición que pasase a ser un museo.
De esta forma, el sitio se mantiene hasta nuestros días, con una enorme biblioteca que atesora más de 9 mil volúmenes que van desde manuales de artillería hasta libros de magia. Además, se pueden observar allí algunos de los objetos más apreciados en vida por el escritor, como un lagarto embalsamado y la cabeza de un búfalo negro.
Un halo de misterio rodea a la mansión de Hemingway y, según quienes han podido pasar una noche allí tras la muerte de este, la esencia de su alma se mantiene en el lugar y parece como si un fantasma recorriese cada uno de los pasillos a modo de eterno guardián de sus secretos.
No han sido pocos los que aseguran que llegaron a verlo, e incluso algunos han detallado que camina en las noches con un arma en el cinto.
Las espeluznantes historias provienen en gran medida de los trabajadores del museo y custodios nocturnos. Uno de ellos confesó en una ocasión que dentro de la casa se escuchaban pasos en las noches y que algunas luces se encendían solas.
Además, se ha dicho que se les aparece un «hombre alto y colorado, de andar pausado, vestido con bermudas, camisa clara y holgada, y sandalias de piel».
Varios de estos empleados han renunciado a su empleo por estas razones y se dice que aquellos que dicen no temerle a nada y que comienzan a trabajar allí, terminan buscando un traslado al poco tiempo por las cosas tan raras que suceden en la Finca Vigía.
Sea cierto o no, lo que si no hay duda es que Finca Vigía es uno de los sitios que más secretos guarda sobre la vida de Ernest Hemingway y, si alguien quiere comprobar si en verdad hay un fantasma, que pase por allí en las noches y nos cuente sus experiencias. ¡Quien les escribe ni muerto pisaría allí después que se esconda el sol!