Alrededor de 50 años han pasado desde que la célebre Pilar Moráguez desapareció del panorama artístico nacional cubano, y en la actualidad ya no queda ni una reminiscencia de su aclamada voz. La famosísima y bella cantante cubana, la que ocupó los primeros puestos de preferencias en todas las emisoras radiales de la isla, la que presentó decenas de programas televisivos de éxito, la que constituyó un paradigma de boga en la Cuba de los 60, la que fue por años uno de los personajes más reconocidos del territorio, ha sido totalmente olvidada por la cultura popular cubana.
Su hermosa voz saltó a la fama en septiembre de 1962, cuando debutó como solista en el programa del momento, «Desfile de la alegría», de la vedette mayor de Cuba, Rosita Fornés. Tras pertenecer al cuarteto «Orfeo» por un tiempo, Pilar fue una estrella desde que tomó protagonismo de su propia escena.
Fue escogida para representar a Cuba en el renombrado festival de Sopot (Polonia, 1967), donde ganó. También fue seleccionada para la misma función, pero para una Expo destinada a la promoción cubana en Canadá.
Cantaba y componía temas propios, pero también interpretó canciones de prestigiosos músicos; de hecho, cantó «Viven muy felices» del cantautor Silvio Rodríguez, cuando este aún no era ni remotamente conocido en el mundillo.
Aún se continuó sabiendo sobre ella, aunque en mucha menor medida, a principios de la década del 70.
No hubo noticias de Pilar en varios quinquenios, y por ello se empezaron a formular leyendas en el imaginario popular para justificar su ausencia, siendo la más frecuente la que alegaba que había emigrado, aunque también se hablaba mucho sobre un cierta terrible decepción con una dirección musical, que había retornado a su natal Holguín para cuidar a su hija, entre otros cuentos. La realidad fue que se le separó de todos los sistemas informativos, la radio y televisión, el mismo destino que sufrieron todos los que se decidieron por el exilio, aunque nadie sabe con certeza qué pasó.
Sin embargo, y por pura casualidad, se rumoreó un poco más recientemente que se encontraba en Portugal junto a su hija, que esta última falleció muy joven, algo que llena de tristeza a todos los fanáticos que la recuerdan, pequeñita, al lado de su madre, mientras esta entonaba la gran canción La,la,la, ganadora de Eurovisión.
Tiempo después, el renombrado documentalista Agustín Blázquez, residente en Estados Unidos, se dedicó a realizar una pieza sobre la Moráguez, pues se confiesa un vehemente fanático de la cantante. Su currículo fílmico incluía ya en ese momento otros materiales parecidos en homenaje a artistas considerados símbolos cubanos.
En Cuba inició la tarea de rescatar todo el archivo existente asociado a ella, su historia, música, hechos, participaciones, etc. Pese a que los autores consiguieron los testimonios de muchas personas muy dispuestas a comentar lo que sabían sobre la cantante, no pudieron contar con la participación de Pilar, pues el recién fallecimiento de su única hija la dejó devastada.