La muerte del famoso compositor cubano Pedro Junco ha sido bastante mitificada a lo largo de los años, hasta el punto de convertirse en una leyenda profundamente dramática. El autor de la conocidísima canción “Nosotros”, tan famosa que posee innumerables versiones en decenas de idiomas y su melodía se tomó para inmortalizar una superproducción de Hollywood, falleció con tan solo 23 años de edad en La Habana.
El joven Junco murió en la noche del 25 de abril de 1943, cuando se encontraba hospitalizado en la clínica “Damas de la Covadonga” (No. 253 de la Calle 17, esquina a J, Vedado). En la habitación se escuchaba la voz de René Cabel cantando “Soy como soy”, también de su autoría.
Pedro comenzó a sufrir de un aumento de su frecuencia respiratoria, aunque lo hacía con dificultad. Dejó de respirar en lo que su hermana, María Antonia, salió a buscar al médico de guardia.
Mucho ha escrito la prensa y varios biógrafos sobre las causas de muerte de Junco, quien se conoce oficialmente que falleció por complicaciones de la tuberculosis, incurable en aquel momento, lleno de lágrimas, tos, fiebre y vómitos de sangre.
Sin embargo, al célebre compositor lo envuelve una desarrollado mito que analiza la gran casualidad (o no) de que Pedro muriera justamente cuando una de sus obras más exitosas (y la que le hubiera propinado un salto inmediato a la fama mundial) se estrenaba en la radio nacional, una muerte casi que fílmica, teatral, estratégica.
Datos oficiales señalaron que Pedro Junco comenzó a mostrar síntomas de la fatal enfermedad en septiembre de 1942, pero solo le fue recomendado reposar por unos 3 meses. El atractivo joven lucía increíblemente sano y fuerte para su aflicción.
Sus dolencias fueron ignoradas hasta que la muerte ya estaba asegurada. Pedro Junco (padre) había sido infectado con el bacilo de Koch previamente, pero el Dr. Pedro González Batlle, médico y amigo de la familia desde Pinar del Río, nunca creyó que se tratara de tuberculosis porque jamás logró detectar la bacteria en la saliva del muchacho (aunque la radiografía sí insinuaba una grande sombra pulmonar).
El experto, siguiendo su principio de no atender a ningún paciente de quien no hubiese podido emitir un diagnóstico preciso, recomendó que lo trasladaran hasta La Habana. Pese a su amplia experiencia y conocimientos en la materia, el Dr. González Batlle no pudo asegurar que se tratara de tuberculosis.
El propio Pedrito Junco negó públicamente, el 14 de febrero de 1943, la posibilidad de que estuviera sufriendo de tuberculosis.
En esos días, terminó su convalecencia y se dedicó completamente a la música una vez en la capital. A las tres de la tarde, se transmitían más canciones de Pedrito conforme a que su popularidad aumentaba. El llamado Tenor de las Antillas le prometió a René Cabel que montaría algunas canciones más luego de que este le estrenara otra pieza.
Consecuentemente, cuando Pedro Junco le respondió a una vecina del poblado de Alonso Rojas llamada Eduvita Barroso del Valle, lo hizo con el mayor optimismo gracias al éxito que estaba teniendo y a su pronta recuperación, incluso asumiendo el mal estado de salud en el que se encontraba hacía unos meses por causa de una congestión pulmonar.
También el 14 de febrero de 1943 le escribió a Rosa América Cohalla para aclararle que no podría ir a Colón, pero que estaba bien de salud.
Sin embargo, y de repente, Pedrito de nuevo enfermó, puede que fuera a finales de febrero o a principios de marzo. Alguien lo vio paseándose bajo la lluvia una noche de esos meses iniciales de 1943, frente a un grupo de muchachas, y una de ellas lo reconoce y comenta lo mal que tomará su familia esa actitud con lo convaleciente que llegó a estar.
El certificado de defunción, descartando tuberculosis como causa para que Pedro Junco cantara por última vez, establece: Pedro Junco Redondas, natural de Cuba, de 24 años de edad, hijo de Pedro y María Regla, ocupación estudiante, de estado soltero, falleció a las 11:58 de la noche a consecuencia de Anoxemia, Bronconeumonía. Su cuerpo recibió sepultura en el cementerio de Pinar del Río.
Puede que la causa de muerte verdadera no logre desplazar el carácter mítico que tanto caracteriza a la vida de Pedro Junco, pero sí puede que con ese dato lo admiremos más desde la verdad.