Con sus tan solo 42 kilómetros cuadrados, Cayo Saetía se encuentra ubicado en la cayería norte de Cuba. Rodeado de un espeso bosque, en la década del 70 los altos funcionarios del Partido Comunista de Cuba solían cazar allí ciervos y cerdos e incluso se dice que alguna vez fungió como una especie de destino de vacaciones privadas para Fidel Castro y su hermano Raúl.
Desde los años 80 reina allí una población animal exótica, muchos de cuales fueron enviados desde países como Etiopía, Namibia, Angola y Mozambique, India y China, a modo de agradecimiento por el apoyo brindado por la nación caribeña durante tiempos difíciles.
Algunos animales como el eland (proveniente de Namibia) hasta el nilgai (proveniente de India, y mucho más grande y majestuoso), han llegado a reproducirse de tal manera allí que su carne es saboreada en no pocas ocasiones por los habitantes de la zona y por los turistas que se hospedan en Villa Cayo Saetía (la única propiedad hotelera del cayo, que cuenta con 12 espaciosas habitaciones y un restaurante).
Lo curioso de estos platillos es que justamente es Cayo Saetía el único sitio en el que se encuentran disponibles en Cuba, aunque escasean en el intrincado paraje algunos alimentos tan básicos como el pollo, la mayonesa o la mantequilla.
El sitio posee maravillosas vistas: aguas cerúleas y majestuosos valles repletos de exuberante vegetación y suficientes palmeras y árboles de mango como para sentirse tropical.
La fauna es sencillamente asombrosa. Es muy común ver iguanas correteando de aquí para allá y muchas veces en compañía de pavos reales y jutías. Águilas surcando los cielos, caballos salvajes pastan pacíficamente en las llanuras y pequeñas serpientes inofensivas se deslizan entre los árboles salpicados de gigantes colmenas negras de termitas.
En un jeep soviético de los años 80 con el techo abierto y un motor rugiente, se pueden atravesar carreteras de barro, bosques densos y colinas para observar una gran variedad de animales que normalmente no esperas encontrar en Cuba.
Avestruces, antílopes, ciervos de cola blanca, docenas de búfalos de China que se refrescan en lagos fangosos, y algunos aseguran que hasta rinocerontes e hipopótamos habitan en este paradisíaco recuado natural en Cuba. En el cayo también viven algunos pocos camellos -todos machos- que parecen pelear a menudo.
La pareja de jirafas que también solía vivir allí, no se adaptó bien al nuevo entorno y no está claro qué llevó a su desaparición exactamente. Algunos cuentan que el macho mató a la hembra cuando ella se negó aparearse con él y otros que murieron de viejas.
Las 30 magníficas cebras, eso sí, se han adaptado mucho mejor a Cuba y su paisaje. Viajando en manadas, se mueven serenamente a través de las llanuras. Sus rayas contrastan vívidamente con la vegetación verde y brillante de la que pastan.
Los animales se buscan ellos mismo su alimento como si estuviesen en un entorno salvaje, aunque también existe un grupo de veterinarios y cuidadores que recorren el cayo para cerciorarse que todos estén bien alimentados, saludables e incluso realizar algún que otro trabajo de parto si es necesario.
Villa Cayo Saetía se encuentra bajo el control y supervisión del Grupo Gaviota, un conglomerado de turismo que responde directamente al ejército cubano. Está flanqueado por un campamento para «pioneros» (la versión cubana de los scouts), que usan pañoletas rojas y azules en el cuello y se les enseña -como reza su lema- a ser «pioneros por el comunismo» y a ser «como el Che».
La seguridad es bastante rigurosa para entrar a la Villa. Los conductores que trasladan a los huéspedes del hotel deben dejar sus documentos de identidad con oficiales militares y es sumamente difícil obtener información oficial sobre la historia del sitio.
Corren rumores que Fidel Castro tenía entre ceja y ceja la idea de crear una especie de parque nacional en el que habitaran animales exóticos de diversos países y, conociendo la imaginación que se gastaba el ex gobernante cubano, es muy posible que esto haya sido cierto.
A groso modo, esto es lo que puede encontrarse actualmente en Cayo Saetía, aunque es increíble que con todas las maravillas naturales que atesora, se encuentre tan fuera del radar de la mayoría de los cubanos e incluso de quienes visitan la Isla para hacer turismo.