La Compañía Cervecera Internacional SA era una fábrica de hielo, cerveza marca Polar y malta marca Trimalta, situada en Puentes Grandes, La Habana. Empleaba 520 trabajadores y era la segunda fábrica en importancia entre las tres grandes compañías productoras de cerveza en Cuba. Registró su marca de fábrica el 21 de agosto de 1916.
Se fundó el 23 de abril de 1911 por Jesús Rodríguez Bautista y contaba entre otros en su Junta Directiva de entonces a Regino Truffin, Manuel Otaduy, quien era vicepresidente primero y fue sustituido en 1914 por José Marimón, entonces presidente del Banco Español de la Isla de Cuba.
Emeterio Zorrilla ocupó su presidencia desde ese año hasta su deceso en 1920 en que fue sustituido por su hijo Esteban Zorrilla Reboul, quien la desempeñó hasta 1934 en que pasó a ocuparla Nicolás Sierra. Frank Steinhart, el propietario de la compañía tranviaria, había figurado en la Junta Directiva junto a Zorrilla y tras morir este se había convertido en vicepresidente primero.
En 1958 su capital ascendía a $3 000 000, tenía alrededor de 160 accionistas y 49 785 acciones emitidas, de las cuales el 90 % – así como los cargos directivos – estaban controlados por tres familia: los Zorrilla (15 946 acciones); los Giraudier (16 455) y los Sierra (16 240). De forma individual el mayor accionista era Antonio Giraudier Ginebra, vicepresidente segundo, con 12 554, quien estaba casado con Dulce María Zorrilla Milagros, de la familia de los Zorrilla. Le seguían Esteban Zorrilla Reboul, vicepresidente primero con 10 334, Gilda Rosa Sierra Álvarez con 4 877 y Nicolás Sierra Armendáiz, presidente de la Junta con 4 855.
Pedro Basterrechea Díaz era inspector general y Alberto Alejo Munguía, yerno de Nicolás Sierra, era el administrador general. Figuraban como vocales María Luisa Zorrilla Reboul, viuda de Soro y Esteban, René y Lourdes Zorrilla Rocha, la primera hermana de Esteban Zorrilla Reboul y los otros tres, hijos de éste.
La familia Zorrilla era heredera del español Emeterio Zorrilla, quien había comenzado como un banquero de gran fortuna que mermara después. En los años 1880 fue presidente de la Compañía Española de Alumbrado de Gas, de la que, tras fundirse con “Spanish American Light and Power Company Consalidated”, pasaría a ser su administrador en 1900. Zorrilla fue, además, presidente de la empresa del “Diario de la Marina SA”, cofundador de la “Compañía Cubana de Aviación” y propietario del central Zorrilla, que su familia vendiera en 1940.
Polar, la cerveza del pueblo
Se promocionaban así: “A la vanguardia de la industria cervecera. La cerveza del pueblo y el pueblo nunca se equivoca. Así se ha mantenido siempre la cerveza Polar. Por su sabor exquisito, sus magníficas condiciones digestivas y sus resultados tonificantes”.
Además de las edificaciones propias de la fábrica, la Compañía construyó también grandes jardines para el disfrute de amplias masas de la población que estimaba su marca cervecera como la más popular y de mejor sabor. Los célebres Jardines de la Polar estaban dotados de los típicos salones Polar, Merendero Criollo, Patio Sevillano, Terraza China y otros, ornamentados de acuerdo con motivos regionales, en los que se celebraban fiestas, bailes, convenciones, almuerzos y actos sociales de diversa índole.
Por otro lado, la Compañía prestaba su concurso, todos los años, al lucimiento de los carnavales habaneros, que tenían lugar en los meses de febrero y marzo, mediante la presentación de atractivas carrozas, desbordantes de de arte y buen gusto, que obtenían siempre los primeros premios por la calidad general de sus elementos publicitarios, y eran seleccionadas por los jurados como las mejores carrozas carnavalescas.
En diversas y sucesivas épocas, la Compañía fue premiada con Diplomas y Medallas de Oro en Exposiciones Internacionales, gracias a la excelente calidad de sus productos, lo que contribuyó a acreditar su famosa marca “Polar” en los mercados de Cuba y el extranjero.
Como un recurso publicitario que le daba buenos resultados, la empresa utilizaba fichas metálicas con el emblema de la fábrica, el oso polar, las que entregaba, en calidad de obsequio, a los dueños de cafés, bares y cantinas que eran sus clientes habituales, para que por medio de tales fichas pudieran adquirir el hielo, sin costo alguno, en las fábricas de dicho producto. Esta táctica hacía que aquellos comerciantes que se beneficiaban con la compra gratis, mantuvieran sus preferencias por las producciones de la Polar, aunque otros fabricantes de cerveza hacían también uso del mismo recurso.