En los albores del siglo XX, lejos de desaparecer junto con la dominación española, los centros y asociaciones de emigrantes se reavivaron con doble función o nacieron otros. Más allá de ser sitios de nostalgias patrias y reafirmación cultural, derivaban en el intento de ofrecer cobertura asistencial básica, que incluía la asistencia sanitaria (quintas), bolsa de trabajo y servicios educativos propios, así como ayudas para la repatriación o la cobertura de los gastos de entierro en panteones propios.
Se dice que en 1927 existían en La Habana al menos 135 de estas sociedades. No eran beneficencias que proclamaban un sincero carácter mutual. Tales hospitales, sanatorios, clínicas o quintas, funcionaban bajo pago y se estructuraron y asentaron bajo un talante mercantil que llegó a ser de alto calibre empresarial corporativo.
Pero en modo alguno puede desconocerse los buenos servicios que prestaron. En los tiempos que corrían entonces, podían resultar vitales para la numerosísima comunidad española asentada en Cuba, la avispada acción mercantil cubierta con el sereno manto de la labor piadosa.
Veamos el caso de cinco grandes, de entre los muchos que tuvieron destacados centros de salud.
Centro Gallego
El Centro Gallego de la Habana fue fundado en 1879, por lo que es la más antigua de las sociedades regionales con sanatorio. Contaba a mediados de los años 50 del siglo XX con 55 000 socios, de los cuales más de 14 000 eran de delegaciones establecidas en todo el país y 44 349 residentes en La Habana.
Se calculaba para entonces un capital social de alrededor de seis millones de pesos. Su presupuesto anual de gastos se elevaba a más de un millón 850 mil pesos, de los cuales un millón cien mil pesos al año se dedicaba al sanatorio La Benéfica, que atendía un promedio diario de 650 enfermos.
Logró establecer el moderno plantel de enseñanza Concepción Arenal, así como el conservatorio y la academia de bellas artes en su antigua sede social paseo de Martí y Dragones.
Centro Asturiano
Constituido el 2 de mayo de 1886, en la intersección de las calles Reina y Ángeles, fue fundado por 50 iniciadores liderados por “el pilonés”, Sr. Antonio González Prado.
Su cuerpo social superaba los 80 000 miembros entre niños, mujeres y hombres. Tenía delegaciones en Tampa, Florida; en Gijón y Avilés, Asturias, y más de un centenar en Cuba. Fue famosa la Quinta Covadonga, nombre por el que muchos siguen llamando al hospital que instituyeron. Dicha casa de salud, en los años 50, llegó a contar con un presupuesto de alrededor de un millón 909 mil pesos.
Asociación de Dependientes del Comercio
Se fundó el 11 de abril de 1880, con la finalidad principal de amparar a los dependientes del comercio y fue ampliando de forma tal su cometido que contaría con el sanatorio La Purísima Concepción.
El patrimonio social se estimaba en 4.632.000 pesos. El 31 de diciembre de 1956 el número total de socios ascendía a 74 979, de los cuales la mayoría —40 mil 982— correspondía al sexo masculino y 33 mil al femenino.
En el caso de la Asociación de Dependientes del Comercio, vale señalar que un censo de la época registraba casi 47000 individuos como comerciantes; de estos, algo más de 25 000 eran anotados como extranjeros, pero se sabe que, con excepciones, se trataba de españoles.
La Asociación Canaria
La Asociación Canaria se fundaría en 1907 y al cierre del primer trimestre de 1957, el número de miembros se elevaría más de 22 mil pesos. Los ingresos por cuotas sociales se destinaban, en una proporción muy elevada, a las atenciones de “La Quinta”. En un año se gastaron $353 mil 502 pesos.
En el sostenimiento del consultorio de la casa social, $16,247.24. En gastos generales, $ 47,123.64. Y por servicios médicos y medicinas a socios en las delegaciones, $24,444.22.
Hijas de Galicia
La constitución de la sociedad Hijas de Galicia data del 18 de enero de 1917, continuadora de una anterior llamada “Solidaridad Pontevedresa”, que, a su vez, había sido inaugurada el 16 de junio de 1912 con el empeño de amparar a la mujer gallega inmigrante.
Contaba con 35 996 socios y un sanatorio en las calles Remedios y Regla, en Luyanó, y un balneario en Miramar, actualmente bautizado como Balneario Universitario.