¿Sabías que los abuelos cubanos comían 15 veces más carne que hoy sus nietos en Cuba?

Julio César

Precio récord de la carne de cerdo en La Habana: "A 300 pesos la libra"

Los cubanos de los años 50 consumían 6.7 libras de carne de vaca al mes, lo que constituía el tercer consumo más alto de Latinoamérica (solo superado por Argentina y Uruguay), además de medio litro diario de leche, lo que significa que nosotros hoy nos alimentamos con alrededor de 13 veces menos carne que nuestros abuelos.

La Cuba de 1958 produjo casi 1.000 millones de litros de leche y la de 2020, solo 360 millones, y se debe tomar en cuenta que, hace 60 años, el país contaba con la mitad de los habitantes de la actualidad.

La pobre producción del ganado vacuno en la isla siempre termina escudándose en las sequías, los huracanes, las lluvias, las plagas, y, por supuesto, el bloqueo de Estados Unidos sobre Cuba, la más presente justificación del Gobierno cubano por muchas décadas.

A juzgar por los datos que ofrece la FAO, el Statistical Year Book de la ONU, el Ministerio de Hacienda de Cuba, el Departamento de Agricultura de EEUU y la propia Oficina Nacional de Estadística e Información, el consumo per cápita de carne de res en América Latina en el año 2019 fue de 10.6 libras mensuales, mientras que en Cuba ya nadie se acuerda del sabor del suculento producto.

Existían unos 147.000 ganaderos cubanos (todos independientes) en 1958, quienes eran propietarios de unas 940.000 vacas y cuya producción de litros de leche era de 960 millones para 6.5 millones de cubanos. Con esa leche también se elaboraban 1.5 millones de cajas de leche condensada de 48 latas cada una, producción más que suficiente para abastecer a la población nacional y exportar el excedente, y esa misma mercancía también hubiera abastecido a la Cuba actual con creces.

En 1958 tocaba una cabeza de bovino por habitante, pues habían 6.6 millones. En 1903 había la misma cantidad de vacas que de habitantes (1.2 millones). Ahora existen unos 3.8 millones de cabezas para 11.3 millones de cubanos. Estos datos infieren que en Cuba hay hoy 100.000 reses menos que en 1918.

La malnutrición de la población cubana desde hace décadas se ha acrecentado notablemente con la más reciente crisis alimentaria, y el déficit de proteínas de nuestra dieta ya resulta severamente peligroso para la salud humana.

Expertos recomiendan ingerir 0.8 gramos de proteínas por kilogramo de peso corporal, por lo que una persona con 75 kilogramos de peso debería consumir entre 55 y 60 gramos de proteína diarios.

Cuba se encuentra ahora entre los consumos de carne y leche más bajos del mundo, el que es incluso peor que el de Haití (3.3 libras mensuales), el de Ruanda (1.5 libras), el de Etiopía (1.3 libras) y el de Gambia (1.2 libras), los países más pobres del mundo.

Desgraciadamente, la crónica decadencia de la industria ganadera cubana fue causada, indiscutiblemente, por la mala gestión del Gobierno comunista que rige la isla desde hace 6 décadas, el que se dedicó a experimentar sin ningún tipo de lógica o conocimiento sobre la labor. El propio Fidel Castro se acostumbró a actuar por capricho, motivado por exceso de optimismo y aires de grandeza, llevando a cabo mega proyectos que solo terminaron en fracaso y arremetiendo contra todo aquel que se atreviera a tratar de entrarle en razón.

La autoproclamación de Castro como experto genetista llevó a Cuba a crear híbridos bovinos muy débiles, enfermizos, poco productivos e increíblemente incompatibles con las altas temperaturas tropicales, luego de cruzar toros canadienses con vacas criollas.

Eventos climatológicos inevitables han afectado a todas las naciones del globo, pero, aún así, la producción mundial de carne vacuna aumentó en 43.6 millones de toneladas desde 1960 a 2019.

Según datos oficiales, los tres mayores productores del mundo son Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea.

Actualmente las reses se mueren en masa, sin dar apenas leche y carne, debido a la desorganización y la improductividad que el sistema socialista imprime en su economía.

La más ganadera de las provincias, Camagüey, presenta un registro de 41.000 vacas muertas en 2020. La burocracia provincial achaca las culpas a la sequía, pues el ganado pierde el 10% de su peso corporal si no bebe agua en 24 horas.

Sin embargo, Julio Cesar Montalvo, director de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, expresó que la capacidad de llenado está rindiendo al máximo, con 777 millones de metros cúbicos en los 54 embalses del territorio, asegurando, además, que hay agua suficiente para culminar el 2021 en el caso de que no lloviese más.

La región contaba con más de un millón de vacunos antes de 1959, lo que en la actualidad se redujo a la mitad. Debería abastecer de leche fresca en un 40%, y apenas alcanza un 22%, afirmación evidenciada en los datos de 2020, porque dejó de entregar 13 millones de los litros de leche planificados.

Solo el 46% de las 161.449 vacas en edad reproductiva están siendo ordeñadas, y apenas el 34% se encuentra incluido en el plan de inseminación artificial, incluso con la donación de 44 millones de dólares que la provincia recibió para el desarrollo del sector ganadero por parte del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (de la ONU).

Hay noches en los que individuos y grupos de civiles se roban entre 30 y 120 vacas, según reportes policiales de la región, de donde sale la carne que se comercializa a través del mercado negro en La Habana y Varadero. Lo peor es que sin estos “criminales” casi nadie podría catar los subproductos que resultan de la ganadería vacuna, cuando la libra de carne se encuentra a 150 CUP y la de queso, a 70 CUP.

Las Tunas solo sembró pasto en 4,049 hectáreas, el 78% de las planeadas, lo que puede haber sido un causante de las 7.069 reses muertas en el primer semestre de 2020, incluso con la cercanía de la zona a los ríos Cauto y Toa, los más caudalosos de la isla. Hambrientos y sedientos fallecen los vacunos, sin que se haga nada al respecto, porque tampoco se construyen estructuras para el adecuado almacenamiento y distribución de agua para la ganadería.