Su pérdida, en plenitud de facultades, dejó un vacío en la cultura nacional, en la radio, la televisión, el teatro y el cine, pero sobre todo, en los compañeros y compañeras que tuvieron el honor de compartir su espacio.
Y es que el gran actor de teatro, radio, televisión y cine que fue Alejandro Lugo, además de incorporar su recia personalidad a los cientos y múltiples personajes que interpretó con maestría de grande, tiene también entre sus virtudes un don natural, diría especial, el de ser un magnífico pedagogo en el difícil arte de la actuación dramática, conocimientos que comparte con aquella sencillez y espontaneidad digna de su altruismo.
Se formó en la Academia Libre de La Habana formada por prestigiosos personajes del teatro español como José Rubia Barcia. Tuvo como compañeros de estudio a Antonio (Ñico) Hernández, Martínez Aparicio, Modesto Anteno y Marisbel Sáenz, quienes más tarde estuvieron entre los fundadores la Academia de Arte Dramático.
Antes de ser actor a tiempo completo se desempeñó en varios empleos: visitador médico, marinero, profesor de natación y boxeador profesional; los cuales le sirvieron de inspiración en los múltiples papeles que desarrolló a lo largo de su carrera y consolidaron la versatilidad por la cual se distingue entre los actores cubanos. Se cuenta que una vez Kid Chocolate, que lo estimulaba mucho, fue a verlo boxear; pero el contrario se negaba a pelear por lo que Lugo, desesperado, bajó los brazos y le puso el rostro al alcance. Kid se enfadó, abandonó la sala y más tarde le dijo: “Eso no lo hagas jamás, ningún buen boxeador le ofrece su rostro al contrario”.
A principios de la década de 1940 comenzó a trabajar en CMQ. Su primer programa como protagónico fue con el personaje de Diego Grillo en las aventuras escritas por José Ángel Buesa para la misma cadena. Además trabajó en otras aventuras, como Tarzán donde interpretaba a Wally y a la mona Chita.
En 1948 participó en una de las novelas radiales más importantes que se han producido en Cuba: El derecho de nacer, escrita por el santiaguero Félix B. Caignet. La radionovela salió al aire en abril de 1948 y permaneció por más de un año y con su trasmisión la CMQ desplazó de los máximos niveles de audiencia al espacio Novela del aire, perteneciente a RHC Cadena Azul, que, hasta entonces, disfrutaba de gran popularidad. Aunque Lugo encarnó solo un personaje de reparto en los 314 capítulos que tuvo la novela, este sirvió para que el público se familiarizara con su voz y para ganar popularidad, lo que le permitió obtener posteriormente importantes papeles en los principales programas de la cadena.
El 18 de diciembre de 1950, a menos de un mes de iniciadas las trasmisiones de televisión en la Isla, cuando se realizó la primera trasmisión experimental del Canal 6, desde los estudios de CMQ Televisión, Lugo debutó como protagónico de un cuento policíaco inglés con libreto de Marcos Behmaras.
Su presentación tuvo lugar en el espacio Tensión en el Canal 6, y fue el primer programa policíaco de CMQ-TV. A partir de ese momento, como galán del cuadro dramático del Circuito CMQ, actuó en novelas, teatros y varios programas policíacos.
En el espacio El humo del recuerdo, de CMQ-TV, apareció por primera vez como el legendario “médico chino” de la cultura popular cubana. Inmortalizó en la pantalla a este personaje que tenía la capacidad de salvar hasta al paciente más grave, aunque podía condenarlo si no conocía la enfermedad que lo aquejaba.
En el teatro, Lugo compartió escenario frecuentemente con la destacada actriz Violeta Casals. Entre las obras más recordadas se encuentran: 24 rosas rojas, presentada en la sala Arlequín y Desviadero 23, puesta del Patronato del Teatro y por la que recibió el Trofeo Thalía y el premio Antillana en el año 1956.
Si nos detenemos en su carrera como actor de cine, trabajó en alrededor de 25 filmes, tanto antes como después de 1959, junto a los actores y actrices más renombrados de un período que se extiende por más de cuarenta años.
Es probable que su actuación protagónica más recordada, aunque de ello ha pasado más de medio siglo, lo haya sido en la película Siete muertes a plazo fijo, de 1950, dirigida por Manuel Alonso, donde interpreta a Siete caras.
La cinta, del género policíaco, conjunta thriller, al estilo cubano, y la comedia de humor negro, con acción y misterio incluidos; filme muy entretenido, fue excelentemente aceptado por el público y la crítica. Aunque son muchos los artistas importantes que en él intervienen, cuando menos dos más aún resuenan en los oídos de los cinéfilos cubanos: Raquel Revuelta y Maritza Rosales.
De este período es Casta de robles (1953-1954), dirigido también por Manuel Alonso; La mujer que se vendió (1954), con la dirección de Agustín Delgado, y El farol en la ventana (1957), que bajo la dirección de Juan Orol resalta el bello protagonismo de la cubana Mary Esquivel, entre otras películas en las cuales Lugo toma parte.
La filmografía de Alejandro Lugo a partir de 1959 es todavía más abundante, participa en alrededor de 19 películas y de ellas nos detendremos en algunas, significativas dentro del quehacer de la industria fílmica en Cuba.
En Tulipa (1967), de Manuel Octavio Gómez, comparte roles con Idalia Anreus, Daisy Granados, Omar Valdés, Teté Vergara, José Antonio Rodríguez…; en Río Negro, 10 años después, dirigida por Manuel Pérez Paredes, cuya trama se desarrolla en los días de la invasión por Playa Girón, tiene de compañeros de set a Sergio Corrieri, Nelson Villagra, Mario Balmaseda…, por cierto, esta es una película que alcanzó lauros internacionales; Retrato de Teresa, de 1979, dirigida por Pastor Vega, la tan exitosa y debatida película protagonizada por Daisy Granados y Adolfo Llauradó que aborda el tema de la mujer trabajadora y su choque con el machismo, tiene también a Lugo en su estelar elenco; aunque menos recordada, de 1979 es No hay sábado sin sol, que con la dirección de Manuel Herrera y libreto de Onelio Jorge Cardoso, el cuentero mayor cubano, acoge en sus protagónicos a Salvador Wood, Eslinda Núñez, Mario Balmaseda, Idalia Anreus, René de la Cruz y Alejandro Lugo.
Un año después se filma la popular y exitosa Guardafronteras, de Octavio Cortázar, con Patricio Wood, Alberto Pujol, Tito Junco y nuevamente Lugo, entre otros.
En 1983, Manuel Octavio Gómez dirige El señor presidente, con Reynaldo Miravalles, secundado por Omar Valdés, Edwin Fernández, Ángel Toraño, René de la Cruz, Lugo y varios más.
Si bien el cine de género deportivo no es frecuente en la cinematografía cubana, cuando se filmó En tres y dos (1985), sobre el dilema del deportista ante el momento del retiro, su director Rolando Díaz cuidó de incluir a Lugo, junto a los protagonistas Mario Balmaseda, Irela Bravo, Samuel Claxton, Orlando Casín, Enrique Molina y varios más.
Esta película tiene una particularidad: cuenta con las intervenciones especiales de los peloteros Pedro Medina, Rolando Verde, Víctor Mesa, Lázaro Vargas, Agustín Marquetti, de los campeones olímpicos Alberto Juantorena y Teófilo Stevenson, del célebre, legendario y querido ex – campeón mundial de boxeo profesional Kid Chocolate (Eligio Sardiñas), de los narradores Eddy Martin, Bobby Salamanca y Héctor Rodríguez.
De 1985 data Corazón sobre la tierra, filme de Constante Diego, con las actuaciones de Beatriz Valdés, Vladimir Cruz, Raúl Eguren, nuestro inefable Lugo y varios más. En 1986, filma Daniel Díaz Torres su película Otra mujer, con el protagonismo de Mirta Ibarra y la presencia en el elenco de Jorge Villazón, Susana Pérez, Raúl Pomares y lógicamente Lugo, entre otros; también de este año es la cinta Visa USA, del colombiano Lisandro Duque, que cuenta con la actuación de Lugo.
En la televisión de 1960 trabaja en Sombras del pasado, que se cataloga como el mejor programa dramatizado de continuidad del año, original de Félix Pita Rodríguez, asume con acierto el personaje central de la obra, “el hijo de Enzio”. Esta novela se presenta por Televisión Revolución los lunes, miércoles y viernes a las 9:30 de la noche.
Otras actuaciones destacadas son las de Rosa Felipe, Ángel Toraño, Rafael Linares e Hilario Ortega, entre otros. También lo recordamos en Medea en el espejo, que la crítica señala como el mejor programa de televisión durante Julio de 1961. Ello se debe a las buenas actuaciones de un grupo de actores, entre ellos el personaje de “Perico Piedrafina”, que incorpora Alejandro Lugo.
No podemos dejar de mencionar al “Lucas Fundora”, de Tierra o Sangre que el Canal 6 transmitía por segunda ocasión en 1976; el míster Danger de Doña Bárbara o el agente de la Seguridad del Estado “El Chino” de Para empezar a vivir o su presencia en la series Julito el pescador y La frontera del deber, de los años ochenta, entre tantos personajes y obras.
Alejandro Lugo murió en 1996 en plenitud de facultades. Esto constituyó una gran pérdida para las artes escénicas cubanas. La despedida del duelo estuvo a cargo de uno de sus amigos más cercanos, el destacado actor Alden Knight quien afirmó: “Nunca podremos olvidar a Lugo, como simplemente le agradaba que le dijesen, el Lugo que corre todas las mañanas, como uno más, a lo largo del malecón habanero; al que internamente conocemos, el que se preocupa por el bienestar de sus compañeros, el de la amplia sonrisa, el del merecido laurel de la jovialidad, autenticidad, generosidad”.