Desde la aparición de su imagen hace poco más de 400 años en la Bahía de Naipe, la Virgen de la Caridad del Cobre ha sido expresión de la más intensa cubanía. Miles y miles de cubanos y extranjeros se embarcan todos los días hacia el Oriente del país en una peregrinación cuyo destino final no los dejará indiferentes. A 27 kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba, en lo alto del cerro de La Maboa, se erige la Basílica Menor y el Santuario de la venerada Patrona de Cuba. Sus visitantes, creyentes o no, se convierten en testigos de la belleza y la esencia cubana que entraña la imagen de Cachita, como suele decirle cariñosamente su pueblo protegido.
Visité el Santuario por primera vez hace tres años y lo que yo vi y sentí en ese lugar no lo he vuelto a experimentar. El sentimiento de acogida que te embarga en presencia de nuestra Patrona es indescriptible. Su mirada es la mirada de una madre, dispuesta a protegerte; su vestimenta está preparada para arroparte; sus joyas son las de una reina que ampara a su pueblo. Sin embargo, tal vez el lugar por el que más curiosa e interesada me sentí se encuentra debajo del sagrario de la Virgen y es la llamada Capilla de los Milagros.
Precisamente este es el sitio donde los devotos ofrendan sus tributos a la imagen y hacen sus promesas. Desde girasoles hasta muletas, desde velas hasta estetos, sus visitantes depositan en la capilla aquellos objetos, por más comunes que sean, que envuelven una riqueza espiritual y que, por tanto, se convierten en dignos de la Virgen. En este artículo les he propuesto descubrir las ofrendas más inusuales que pueden encontrarse en el Santuario y he aquí lo prometido.
Uno de los exvotos más espectaculares hallados es la medalla que le fue otorgada al escritor Ernest Hemingway al ganar el Premio Nobel de Literatura (1954) por su novela El viejo y el mar. El autor americano y cubano de corazón decidió ofrendarle a la Virgen su premio, agradeciendo su favor y el de toda la Isla, motivo de inspiración para la obra galardonada. Asimismo, el cantautor cubano Silvio Rodríguez entregó a Cachita su cancionero autografiado tributando su amparo.
Otros de los exvotos más llamativos son unas zapatillas de ballet usadas que resaltan por su belleza y anonimato en la capilla y una trenza extensa que agradece a la Patrona un título universitario. La Virgen también ha recibido ofrendas de tres personalidades de la religión católica: el Papa Juan Pablo II, quien en 1998 le entrega a Nuestra Santísima Señora una corona de oro; el Papa Benedicto XVI le otorga una Rosa de Oro distinguiéndola como una importante imagen católica y por último, el actual Papa Francisco dona a la Patrona un florero de plata con flores de cerámica.
Banderas, botas ortopédicas, ropitas de bebé, medallas olímpicas, joyas destacan en el Santuario pues cada uno de estos objetos constituye un testimonio único y singular, cada uno entraña la más intensa promesa o el más eterno agradecimiento de los fieles a su Señora. Somos hijos de la Virgen de la Caridad del Cobre y ella, en su cálido seno, nos ha resguardado y amparado desde su aparición hace ya cuatro siglos. Los cubanos somos ella y ella es Cuba.