A más turistas, más mendigos… la oculta realidad de la que pocos hablan en Cuba

Redacción

A más turistas, más mendigos… la oculta realidad de la que pocos hablan en Cuba

El aumento del número de mas turistas ha redundado en beneficio de muchos sectores de la población cubana. Para la inmensa mayoría de los habitantes de la Isla los turistas son una bendición que les ha permitido vivir un poco mejor.

De su presencia se alegran todos, sobre todo los mendigos, una figura que los acosa en las calles de la Isla de forma incesante, y cuyo número ha ido creciendo en el país incesantemente en los últimos años.

Pedir a los extranjeros se ha convertido en una forma de sobrevivir en la Isla para muchos cubanos. Sin importar el sexo o la edad (entre los mendigos se cuentan ancianos, adolescente, niños…) acosan a los turistas para, de las formas más diversas, obtener, dinero, ropa, comida o cualquier otra objeto que pueda servir para comerciar.

En Cienfuegos, por ejemplo, a los que se reúnen en el Parque Martí o el Prado, el pueblo les conoce como “pedigüeños” (curioso eufemismo criollo para disfrazar el acto de mendigar).

Algunos, incluso acosan a los visitantes de forma violenta para reclamar sus regalos lo que, por supuesto, crea una muy mala imagen del destino turístico.

Su presencia regular frente a establecimientos estatales y privados causa pérdidas económicas a estos locales, pues los turistas, ante la presencia de los pedigüeños, sienten temor y optan por no entrar.

Los cubanos no suelen temerles, pero tampoco gustan del acoso constante a que son sometidos por parte de los mendigos en los lugares públicos.

Algunos justifican la mendicidad como una forma de “resolver” en un escenario económico signado por la crisis; otros opinan que los mendigos, más allá de afear el entorno urbano no “le hacen daño a nadie”… una opinión que tal vez no comparta el cuentapropista que ve como los pedigüeños le espantan la clientela.

Sin embargo, los que piden medidas más fuertes contra los mendigos deben tener claro que en Cuba no existe, en materia jurídica, ninguna ley que lo permita: mendigar no es delito.

Sólo se puede actuar contra ellos aplicándoles el Artículo 72 del Código Penal – la llamada “peligrosidad” que incluye la conducta antisocial o el hecho de vivir como “un parásito social, del trabajo ajeno, o explota o practica vicios socialmente reprobables”.

Mas, habría que ver cuánta justicia hay en la probable aplicación de este instrumento jurídico que en el pasado ha sido utilizado en múltiples ocasiones en Cuba para justificar todo tipo de abusos de autoridad.