La historia de Zulema Anderson… o cómo ejercer de transformista en Cuba

Redacción

La historia de Zulema Anderson… o cómo ejercer de transformista en Cuba

Zulema está convencida de que es su santo el que le dio su arte y el Miss Travesti 2012, una corona que conserva con orgullo.

Ella es una de las transformistas más conocidas de Santa Clara y su foto adorna las paredes del bar de El Mejunje, el templo sagrado de los homosexuales en Cuba.

Ella estudió veterinaria, una carrera en la que entraban muchos jóvenes de zonas rurales. El ambiente para los homosexuales era muy malo, muy homofóbico y sus compañeros la discriminaban.

Tanto miedo llegó a sentir que abandonó la escuela.

En 2005 se presentó por primera vez en El Mejunje gracias al apoyo de su mamá, quien tras llevarla durante la infancia a numerosos psicólogos (porque el niño juega con muñecas y era muy amanerado), finalmente se convenció de que no padecía ninguna enfermedad y cerró filas con él.

Zulema está convencida de que es su santo el que le dio su arte y el Miss Travesti 2012

El nombre artístico de Zulema Anderson se lo sugirió una amiga. El apellido exótico era más comercial, que “del Prado” con el que había comenzado a darse a conocer en el mundo del transformismo.

Confiesa que de haber sabido que iba a ser tan aceptada con lo que le gusta hacer hubiese salido del closet desde mucho antes.

Cierto que muchos la han discriminado, pero la mayoría ha sido civilizada y aprecia el arte que practican los transformistas.

Su sueño es convertirse en profesional, salir de las estrechas fronteras de El Mejunje y poder actuar en todos los centros nocturnos del país y cobrar un salario justo sin que la consideren una atracción de feria.

Sobre todo porque su oficio es extremadamente caro. Hasta 120 CUC se pueden ir en cada espectáculo entre en pelucas, vestuario y zapatos; y a los artistas les pagan apenas 250 pesos cubanos (la décima parte).

Los transformistas literalmente actúan en Cuba, por amor al arte.

La Anderson quiere salir de las fronteras de El Mejunje, actuar en diferentes escenarios, y recibir un salario justo por sus espectáculos.

Aunque en ocasiones el público coopera con algún dinero o con ropas y prendas; Zulema se dedica a la peluquería y el maquillaje en el patio de su casa para mantenerse a sí misma y mantener su afición.

Zulema gusta de lucir como una mujer y quizás en el futuro se implante senos para verse más femenina; pero no quiere cambiar sus genitales masculinos.

Sí quisiera casarse legalmente y adoptar un hijo. Considera que cumple con todos los requisitos: es una persona correcta, sin antecedentes penales y aporta a la sociedad con su trabajo.

Un trabajo que ha sido reconocido con varios premios en El Mejunje, como el de Novata, de la Popularidad y el más importante de todo: Miss Travesti, Mejunje 2012. Este fue el último en otorgarse, pues los costos del evento eran tan alto para los participantes.

Bien lo sabe Zulema, que tuvo que gastarse 200.00 CUC para ganar ese premio de sólo 500.00 pesos cubanos… Ser transformista cuesta bien caro en Cuba.