Quizás suene extraño pensar que un chef que obtenga el importante reconocimiento de una Estrella Michelín lo deje todo y se vaya a emprender nuevos rumbos a su país natal. Pues Alberto González es quizás el vivo ejemplo de que los cubanos no nos parecemos a nadie. Su negocio de panadería esta en la Habana.
Después de estudiar Ingeniería Química en Alimentación obtuvo su título de Chef de Cocina.
Su trabajo en Cuba le llevó varias veces de viaje por Islas Canarias y en 1996 le ofrecieron un contrato para la Bodeguita del Medio de Milán, la segunda que abría en Italia.
Allí comenzó a trabajar en mayo de 1996 y en el 1998 decide quedarse a vivir.
Su excelencia en la cocina le hizo merecedor de la Medalla de Bronce en Artística de Cocina Internacional en el 2007; la Cuchara de Oro y Tenedor de Plata en el 2009; y fue el primer Chef nacido en Cuba que obtuvo la importante distinción de una Estrella Michelín , la que mantuvo por tres años. Confiesa que renunció a mantenerla porque “implicaba demasiado esfuerzo y llegaba a ser estresante”.
Tras 16 años viviendo en Italia decidió repatriarse a Cuba y abrir su propio negocio.
Que mejor que algo relacionado con lo que estudió y trabajó durante años. Así nació la idea de SalchiPizza, una panadería con ofertas especiales y particulares que la hacen única dentro de la gama de negocios cubanos existentes.
Desde hace un poco más de tres años tomó el reto y la inversión fue muy grande. Sus conocimientos de física fueron aplicados en la ventilación del local, lo que permite mantener fresco el interior del negocio sin necesidad de ninguna inversión en el aire acondicionado.
El resultado fue una decoración original a la par de práctica.
Las propuestas incluyen una variedad de panes apetitosos entre los que se encuentran los de semillas como zenape, calabaza, girasol, lino, amapola o los muy gustados de ajo y cebolla, además el pan integral, hecho con harina integral de verdad y sin levadura.
El mismo Alberto tiene la filosofía de que debe trabajar como un empleado más por lo que siempre se encuentran laborando dentro como uno más.
No le interesa la publicidad, tiene la filosofía de que la calidad es la que debe hablar y no la propaganda.
Alberto aprendió el secreto del pan de su abuela, quien lo cocinaba en casa cuando él era pequeño. La fórmula de pan integral que usa la heredó de ella, a la que le da fuerza utilizando distintos tipo de cereales y semillas que importa en sus viajes al exterior.
Lo curioso del nombre del negocio, SalchiPizza, nació de que el negocio originalmente era para hacer y vender morcilla, pero se le hacía muy difícil conseguir la tripa de cordero, así que cuando se decidió por esta otra opción mantuvo el nombre.