En la calle Campomanes en la sureña ciudad de Cienfuegos en Cuba se encuentra el antiguo edificio que sirviera de sede al convento Siervas de María.
De forma curiosa el inmueble se encuentra compartido entre la Iglesia, que conserva allí una capilla y varias familias que lo utilizan como viviendas.
Las primeras Siervas de María llegaron a Cienfuegos a finales del siglo XIX y fundaron un colegio.
La primera piedra del futuro convento la colocaron tres años después, pero sólo pudieron asumir la obra tres décadas después.
El edificio construido en la primera mitad del siglo XX fue intervenido por el Estado cubano después de la Revolución de 1959. La Iglesia conservó la capilla Santa Soledad Torres Acosta y el resto se otorgó al pueblo como vivienda.
Resultado de esta división es que hoy, el inmueble, considerado como uno de los máximos exponentes del estilo Art Decó en Cienfuegos tiene un estado constructivo dispar.
Mientras la capilla se encuentra en buen estado, la parte que fue destinada a viviendas es una cuartería que amenaza con venirse abajo.
Desde 1986 el antiguo convento está declarado como inevitable, con filtraciones en el techo, el entrepiso de madera completamente podrido y grietas en las paredes, causadas por las numerosas reformas que realizaron los inquilinos para adaptare el inmueble a sus necesidades y que debilitaron su estructura.
Un derrumbe parcial provocó en 2009 la muerte de un vecino, pero las familias que ocupan el antiguo convento permanecen “atrincheradas” en él, pues no han recibido alternativa alguna para abandonarlo.
La Iglesia, sin embargo sí se ocupó de la parte del antiguo convento de las Siervas de María que quedó bajo su custodia.
Gracias a eso es posible que pueda salvarse algo de un inmueble de alto valor patrimonial que ha sido abandonado a su suerte por los mismos que lo confiscaron.