Palacio de las Ursulinas, una joya convertida en ruinas en La Habana

Redacción

Palacio de las Ursulinas, una joya convertida en ruinas en La Habana

Entre los pocos edificios en Cuba que representan el estilo arquitectónico neomudéjar se encuentra el Palacio de La Ursulinas, el cual actualmente es uno de los mayores ejemplos de una Habana abandonada a su suerte.

Para la construcción del inmueble se utilizaron arcadas moristas y se emplearon azulejos sevillanos, los cuales fueron colocados en los zócalos y luego se extendieron desde la fachada hasta el interior del palacio.

El Palacio de las Ursulinas es uno de los pocos y más representativos edificios en La Habana del estilo neomudéjar.

El Palacio de las Ursulina fue construido en 1913 por el arquitecto José Toraya, quien sentía una especial predilección por este estilo arquitectónico. En su fachada se veían imitaciones de varios elementos que se encontraban presentes en la mezquita de Córdoba, España.

Con el paso de los años se demolieron algunas de las partes del palacio y se edificaron otras. Sin embargo, siempre se respetó la expresión morista del diseño original.

El Palacio, a pesar de su estado ruinoso destaca por un aire arquitectónico que recuerda los detalles de La Alhambra granadina

En la actualidad el Palacio de las Ursulinas presenta un estado constructivo que deja mucho que desear, aunque no deja de ser cautivante por ese aire que recuerda a la arquitectura de la Alhambra granadina. Pese a que esta joya se encuentra en ruinas, aun despierta el interés y la curiosidad por su grandiosa belleza.

Este no fue el único edificio que exhibió esta tendencia arquitectónica. La plazuela de las Ursulinas fue hace muchos años un sitio que daba paso a la Puerta de la Muralla. En esta plaza se edificaron hermosísimos palacios como el de la marquesa de Villalba y en la que años más tarde fueron ubicadas primero la Havana Electric Railway Light and Power Company y luego la Compañía Cubana de Electricidad.

Todavía hoy, lamentablemente en ruinas, despierta el interés de los transeúntes por su indudable belleza.

El Palacio de las Ursulinas es uno de los más grandes ejemplos de la desidia que han sufrido números edificios en la capital cubana. Como muchos otros a los que nunca se le dio el mantenimiento adecuado, se ha visto plagado de barbacoas y lleno de intervenciones foráneas.

El Palacio de las Ursulinas es uno de los grandes ejemplos de esa Habana abandonada, sin mantenimiento, llena de barbacoas y llena de intervenciones foráneas, uno de esos edificios que nos recuerda que hay partes de La Habana que son como Roma, cuando entran los bárbaros, destruyen todo y las vacas terminan pastando en las plazas de mármol.