El Hotel Inglaterra de Cuba era de uno de los más lujosos durante el siglo XX. Sus empleados manejaban a la perfección el inglés y el francés, las habitaciones contaban con teléfono, timbre de servicio y otra gama de bondades que lo ubicaban entre los preferidos de la Isla. Actualmente, es la instalación hotelera en activo que más tiempo lleva brindando servicio en la mayor de las Antillas
Con su ubicación privilegiada frente al Parque Central, en una de las zonas más concurridas de toda La Habana, este recinto vio la luz el 23 de diciembre de 1875.
Aunque su nombre pudiera dar a pensar que existe cierta inclinación hacia la cultura inglesa, lo cierto es que el establecimiento representa el neoclasicismo habanero y el encanto de la belle époque española.
El Hotel Inglaterra es una de las tantas muestras de la riqueza arquitectónica hispana. Sus mosaicos valencianos, los profusos elementos criollos de la época, los azulejos sevillanos, entre sus muchos otros atractivos, logran capturar a todo aquel que atraviesa sus puertas.
Joaquín Payret, quien estuvo a cargo de la construcción del teatro que lleva su propio nombre, vendió el café El Louvre (Prado y San Rafael) al arquitecto Juan de Villamil, quien también se hizo con la propiedad del hotel Americana. Posteriormente, unificó ambos sitios bajo el nombre Inglaterra, promocionado a los clientes como hotel y restaurante.
Al cabo de unos años las cien habitaciones del Hotel Inglaterra fueron remodeladas para adaptarlas a los nuevos estándares de calidad y confort, colocándole a cada una sala de baño y retocando cada uno de sus elementos.
En 1914 se realiza una nueva reforma. En esa ocasión, para colocarle el techo al portal e incluir una nueva planta que permitió la habilitación de nuevas habitaciones.
Hoy en día, el Hotel Inglaterra es considerado como una galería del mejor arte cubano de todos los tiempos.