El municipio Mayarí, en la provincia de Holguín, fue considerado por décadas como unas de las regiones más ricas de Cuba, ya que esta posee yacimientos de cromo, cobalto, níquel, manganeso, oro y varias fuentes de agua que dotan a sus terrenos de la capacidad idónea para la agricultura. Lastimosamente, en los últimos años la zona se ha ido destruyendo lentamente y las condiciones de vida de sus pobladores ha ido de mal en peor.
Antes del triunfo de la Revolución cubana en 1959 en el citado municipio se extraía y procesaba el cobalto y el níquel en una planta de Nicaro que pertenecía a una compañía norteamericana. En esta planta fue instalado antes de su cierre un transportador de 11 km de largo para la extracción de minerales desde las montañas hasta el llano pero a este no se le dio prácticamente ningún uso.
“Cada año la empresa se gasta unos 5 millones en mantenimiento y seguridad del transportador. Acabaron con la fábrica y ahora parece que están arrepentidos, ya que dicen que quieren construir otra si aparece un inversionista extranjero […] En privado, los directivos reconocen que no estuvo bien el haber eliminado la fábrica, sin embargo, en las reuniones se dice todo lo contrario”, comenta un antiguo técnico mecánico del transportador.
Mayarí fue una tierra de adelantos. El primer cinematógrafo que llegó a la villa fue uno ambulante, en 1910. Trabajaba con carburo. Las primeras cintas exhibidas fueron La Cenicienta y Los Miserables. En el año 1914 se inaugura el teatro Presilla, propiedad de Demetrio Presilla, originario de España, que tenia capacidad para alrededor de mil personas, que se ubicaban según sus posibilidades económicas: lunetas, palcos y graderías.
Otras de las obras que ha sufrido un triste abandono ha sido el central el central azucarero Guatemala, previamente Preston, una instalación que contaba con una capacidad productiva de hasta 100 toneladas y que fue construida en Mayarí por la empresa United Fruit Company de Estados Unidos.
“Los americanos daban un mantenimiento completo después que concluía de cada zafra. Contaban con 900 vagones para la caña y, cuando acababa la temporada, los reparaban y pintaban. Todo era retocado, desde las casas en las que vivían los empleados hasta las locomotoras y puentes. Los capitalistas no fallan”, contó Miguel, quien trabajó como técnico en la última generación de obreros que laboró en la empresa.
Han sido varias fábricas en la región de Mayarí que han pasado por una situación similar, muchas de las cuales se encuentran en el abandono, lo que provoca desabasto de alimentos y productos agrícolas, e incluso la falta de otros productos como el hielo, que es transportado desde Holguín a 100 km de distancia.
A pesar de que Mayarí cuenta con dos presas que se unen por el Trasvase Este-Oeste, los residentes del municipio no cuentan con el agua suficiente para el riego. Sin embargo, el agua si llega a varios municipios de la provincia.
En los Pinares de Mayarí también se cuentan con reservas de madera que es trabajada por la Empresa Forestal, cuya tala indiscriminada han hecho que sean cada vez menos los pinos de gran tamaño.
Las playas por su parte, se encuentran bajo el dominio de una cooperativa del Estado, la cual se dedica a la pesca en la zona, pero, en palabras de los residentes “no se lo venden al pueblo y nadie sabe a dónde lo envían”.
Actualmente, la venta de pescado para la población, está a cargo de los pescadores con permiso de pesca deportivo, pero corren un alto riesgo, debido a que es un producto vigilado por la Policía.
Aun cuando en Mayarí se encuentran muchas riquezas, el abandono que ha sufrido el municipio con el paso de los años ha propiciado que se convierta prácticamente en una zona muerta cuyos pobladores buscan emigrar a una mejor zona.
