Juan Romero vino al mundo con una discapacidad, pero nunca se sintió menos y siempre luchó por sus sueños. A este joven de Puerto Padre, cuya pierna izquierda solo llegó a alcanzar la mitad del tamaño de la derecha, no fueron pocos quienes le auguraron que nunca llegaría a caminar. No obstante, no solo llegó a hacerlo, sino que también aprendió a dominar la bicicleta y… ¡De qué manera!
Corría el año 1984 cuando decidió lanzarse a una aventura que terminó convirtiéndose en toda una proeza: pedalear con su única pierna desde el oriente de Cuba hasta La Habana. Romero formó parte de una caravana que se organizó en Cuba para luchar por la paz mundial y protestar contra la carrera armamentista.
A su partida acudieron varios de sus amigos a darle ánimos, aunque por dentro no estaban seguros que podría llevar a cabo tal proeza. El trayecto era bien complicado hasta para los ciclistas entrenados, ya que los tramos eran muy largos y él, no solo tenía que luchar con su discapacidad, sino contra las inclemencias del tiempo y el agotador sol de la mayor de las Antillas.
Nunca pensó en rendirse, aunque sí es cierto que en algunos tramos las fuerzas comenzaron a flaquearle, especialmente durante su paso por la provincia de Camagüey y en la Loma de la Candela de Güines.
Algunos de sus compañeros de viaje terminaron rindiéndose a mitad del camino, pero Juan Romero pudo llegar a la meta y al cabo de 8 días de pedaleo entrar triunfante en La Habana, donde fue recibido en el Parque Central por las autoridades del INDER y representantes de la Asociación cubana de limitados físicos-motores (ACLIFIM).
Tras su regreso a su natal provincia de Las Tinas, donde aún vive, Juan se graduó de maestro y tuvo cinco hijos. Él, con su esfuerzo y dedicación, se convirtió en uno de los mayores ejemplos en Cuba de que cuando se tiene voluntad, no hay barreras que frenen los sueños.