Propina forzada, la moda del 10% de los restaurantes privados cubanos

Redacción

La ‘doble carta’, el invento de muchos restaurantes privados cubanos con precios "diferenciados"

Decía un amigo que había trabajado en importantes bares neoyorquinos que: «la propina hay que ganársela». Contaba la importancia de tener siempre la «sonrisa a flor de labios» y de conocer gustos y determinadas particularidades de los clientes, sin inmiscuirse en lo privado.

La propina, que en los lugares del mundo que conozco y he visitado, es una compensación al buen servicio recibido, se ha convertido en muchos restaurantes privados cubanos en un pago obligatorio en tu cuenta.

Ni robarla, ni pedirla; la propina se gana detrás de un mostrador o de una mesa de algún lugar que ofrezca servicios. Y de esto deben estar bien «claros» quienes allí laboren.

Luego de un rato placentero en un restaurante/cafetería —por poner un ejemplo—, la gente se pone «circunspecta» cuando llega la hora del pago. Sin embargo, se hace con placer cuando «todo ha salido a pedir de boca». Es decir, una atención personalizada y una comida (o merienda) exquisita.

Sin embargo, puede ocurrir que usted no se va satisfecho, pero en la propia carta de menú queda establecido el aumento del 10% por el servicio. ¿Qué hacer entonces?

Si esto sucede, hay dos opciones: quejarse ante el dueño (o el gerente); no ir más al lugar, ni aconsejar a los amigos que lo visiten. Muchas veces he llegado a pagar más por esta famosa propina del 10% que por un propio plato fuerte de la casa.

Las reglas sobre las propinas varían de un país a otro, también de uno a otro sector. Mas no pasan de moda, ni son un hábito en desuso. Muy al contrario. Es una forma de «agradecer» cuando el trato es personalizado y los detalles se ubican en un primer plano. Por eso no hace falta «inventar» para llevar un «dinerito» de más. La propina no es difícil ganarla con honradez y profesionalidad.