Luis Manuel tomó la decisión más controvertida de su vida el día que decidió abandonar su matrimonio de 14 años para irse a vivir con una nueva pareja, un homosexual con Sida.
Amanda fue su primera relación relación gay, y aunque sabía que su enfermedad no tenía cura no se arrepiente de nada.
Cuando ella conoció de su enfermedad el mundo le cayó encima. Estuvo varias semanas sin saber qué hacer, hasta que una noche, en El Mejunje de Santa Clara conoció a Luis Manuel.
La atracción entre los dos fue inmediata, pero Amanda no quería mentiras, y menos tan peligrosas como esa. Así que le contó todo y esperó su decisión.
Juan Manuel no la juzgó y nació su relación. A él lo tildaron de loco. Abandonar su relación heterosexual para irse a vivir con un gay y además “sidoso” era algo que nadie quería entender.
Sin embargo, aunque los riesgos no se pueden negar, la alta calidad de vida de los pacientes infectados en Cuba favorece cada vez más que estos puedan relacionarse con personas sanas.
Los tratamientos con retrovirales y el seguimiento sistemático hacen que estos puedan vivir hasta dos décadas con esa condición, a diferencia de otros países del tercer mundo donde no logran sobrevivir los tres años.
Amanda y Luis Manuel han logrado que su relación funcione. Cuando ella recae por la enfermedad él se encarga de todas las labores hogareñas; además, son muy cuidadosos con los objetos personales que puedan proporcionar que él se enferme.
Cada cual tiene los suyos, y los que son de uso común los limpian cuidadosamente con cloro.
También son muy cuidadosos en la intimidad. Tienen relaciones como cualquier pareja, pero siempre con condones. Cuando este se rompe, detienen el acto de inmediato y acuden al médico para que él se haga pruebas… Viven con miedo, pero no renuncian a vivir.
Varios estudios sobre el VIH concuerdan en que la respuesta psicoinmunológica positiva está relacionada con un buen ambiente familiar, algo que Juan Manuel y Amanda llevan muy bien.
Al menos bien marchan, en contraste, las relaciones con sus semejantes. Algunos en las calles se les acercan para insultarlos sin motivo algunos; pero ellos deciden ignorarlos. Hicieron lo que “tenían que hacer” y no se arrepienten.