El Restaurante Monseigneur, en La Habana, tuvo una época de gloria, en la que visitarlo era como darse una escapada del mundo real y vivir una experiencia al estilo de París.
Escondido en un sótano del barrio más moderno de la capital cubana y a tan solo unos metros de una de las calles más transitadas, se encuentra este lujoso espacio.
Manteles rojos, luz frágil, un brillo dorado en el ambiente. Una vajilla perfecta descansaba en la mesa y recordaba con elegantes letras dónde estabas.
El Monseigneur está inspirado en uno de igual nombre que existía en París por allá por los años 30. El ambiente bohemio de la vanguardia parisina, acompaño al Monseigneur de La Habana desde que fue fundado el 13 de diciembre de 1957.
El restaurante se caracteriza por ser uno de los pocos en la Isla que aún conserva el servicio a la francesa. Allí, el capitán de salón es quien toma la nota y explica cada plato. Seguidamente, los comensales eligen el de su preferencia y el punto de cocción que desean. Los alimentos se trasladan en bandeja y tapados con campanas hasta llegar a la mesa. Se sirven los platos de todos los comensales al unísono… al menos así era antes, cuando fue de los preferidos por los que llegaban de otros lares a La Habana.
Su ubicación, en las inmediaciones de Hotel Nacional y del Hotel Capri, hizo que comenzara a ganar fama de inmediato entre las personalidades que se alojaban en estos. Quizás por eso el restaurante era visitado por la crema y nata de la burguesía cubana y por cuanta celebridad pusiera un pie en la capital.
Mafiosos de renombre como Meyer Lanski y músicos como Nat King Cole visitaron el Monseigneur y dejaron su pequeña huella. Luego del triunfo revolucionario en 1959 el restaurante fue nacionalizado y reabrió sus puertas en 1965.
Hasta algunos años después del triunfo de la Revolución, asistir a un almuerzo o una cena en este sitio era un acontecimiento que exigía una cartera bien dotada y la oportunidad de degustar una alta cocina de sabores propios.
El Monseigneur se convirtió en una especie de sitio ideal para disfrutar de una cena inigualable en medio de una descarga musical. Por su escenario, pasaron artistas como Elena Burke, Sarita Montiel, Rita Montaner y Bola de Nieve.
Con el paso de los años el restaurante fue perdiendo su encanto y cada vez fue alcanzando menos el dinero a los cubanos para pagar un menú allí. Actualmente, es un casi desconocido rincón en La Habana del que solo queda el recuerdo de sus años dorados.