Cada 16 de noviembre se celebra en la Catedral de La Habana una ceremonia religiosa conocida como La Misa de los Mudos, la única hasta la fecha que integra elementos de la religión yoruba afrocubana al catolicismo.
Año tras año, cientos de personas asisten a esta misa en conmemoración de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, donde cumplen una vieja costumbre: quedarse en silencio hasta el fin del oficio religioso en el que se venera la imagen de San Cristóbal a modo de asegurar un año provechoso.
Seguidamente, los participantes se dirigen en silencio hacia la ceiba del Templete, donde le dan tres vueltas a la ceiba, piden un deseo y dan por cumplida la promesa.
“La fusión de elementos del catolicismo, como el culto a la imagen del santo y la oración, junto con el componente de la religión yoruba africana, dígase la vuelta a la ceiba, hacen del culto tradicional habanero un caso singular, al ser la única misa católica en Cuba que añade prácticas del afrocubanismo”, comentó a nuestra redacción Felipe Díaz Suárez, historiador de La Catedral.
Según el texto Mi Habana querida, de Fernándo Dávalos, la misa tuvo su origen en 1515 en un sitio cercano a la orilla del río Mayabeque. En esa ocasión, fue la primera vez que los españoles le rindieron homenaje a San Cristóbal con un voto de silencio.
En un primer momento la ceremonia solamente contó con elementos pertenecientes a la religión católica, pero cuando comenzó la emigración de esclavos africanos y ambas culturas se sincretizaron, los del continente negro le incorporaron el rito de la ceiba.
Cuenta el historiador Emilio Roig de Leuchsenring en sus Apuntes históricos de La Habana, que la actividad tuvo lugar en el Palacio de los Capitanes Generales a partir de 1792 hasta 1820, cuando comenzó a practicarse en el templo catedralicio hasta la actualidad.
Con respecto a la aceptación que ha tenido la ceremonia de la ceiba entre los creyentes católicos, se dice que algunos participan porque, independientemente de sus creencias, es una costumbre que data de siglos pasados y es en el lugar donde se celebró la primera misa de la ciudad en 1519.
Los estudiosos religiosos afirman que San Cristóbal en las deidades africanas sincretiza a Aggayú Solá, padre del Oricha Changó, Rey de la ceiba.