Faltan 15 días para que Chile reconfigure su formación política. De un Gobierno de derecha, que tuvo que enfrentar un fuerte estallido social y una asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución, en apenas dos semanas asumirá el poder el izquierdista Gabriel Boric, quien desde ahora ha puesto las cartas sobre la mesa, desmarcándose de cualquier relación futura con el Gobierno cubano, y evitando incluso invitar a cualquier representante gubernamental de la isla a su investidura.
La asunción al poder del nuevo presidente empieza a tomar forma, donde de un aforo total de 500 personas, sólo podrá extender su invitación formal a 26 personajes de la esfera pública que quiere que lo acompañen durante su investidura. A quién invite Boric es, para los analistas políticos, un “claro indicio” de “hacia donde conducirá Boric las relaciones internacionales de Chile”.
Según confirmaron fuentes del actual Gobierno, el del presidente saliente Sebastián Piñera, no se realizaron las convocatorias a las autoridades en ejercicio en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Las mismas fuentes argumentaron a medios nacionales que este veto se debe a que “no se invita a gobiernos dictatoriales”.
De acuerdo con las normas del protocolo, Boric tiene 26 invitaciones que puede usar con quienquiera que desee hacerlo, mientras que el Gobierno tiene la obligación de convocar a todos los países con quien mantenga relaciones diplomáticas, las cuales sólo aplicarían con Cuba y Nicaragua.
En cuanto a Cuba, Boric ha mantenido un extremo silencio desde que ha ganado las elecciones, por lo que se desconoce si utilizaría una invitación con alguien de la isla, ya sea autoridad gubernamental u opositor al régimen.
Pero lo que sí es cierto por los momentos, es que el presidente ha decidido usar dos de sus pases, para invitar al exvicepresidente nicaragüense Sergio Ramírez y a la escritora Gioconda Belli, ambos opositores al régimen de Daniel Ortega que están exiliados en España. Por ello, ni el presidente ni su esposa Rosario Murillo acudirían.
Por las razones de protocolo ya mencionadas, el Gobierno cubano que encabeza Díaz-Canel sí está invitado. Chile y Cuba mantienen relaciones diplomáticas. Estas fueron reanudadas en 1995, luego de que fuesen abruptamente interrumpidas tras el golpe militar contra el Gobierno izquierdista de Salvador Allende en 1973.
Se desconoce qué nivel tendrá la representación de Cuba, pero se da por descontado que no ocurrirá ningún desplante para los delegados de la dictadura caribeña.