Orlando González Soto residía en Palma Soriano junto a sus padres Manuel González, descendiente de españoles, y Martha Soto, y un hermano mellizo, quien murió muy joven. Su familia entendió desde muy temprano que sus escapadas nocturnas eran algo normal en él, ya que siempre se sintió atraído por la música y además la llevaba en sus venas al ser sobrino de los famosos hermanos Contreras.
Era tan común verlo junto a la orquesta de estos que terminaron empleándolo como mandadero. Para Orlando, aquella posibilidad era mucho más que poder comprarle cigarrillos y llevar los trajes de los músicos a la tintorería, ya que podía estar cerca durante los ensayos y presentaciones.
A pesar que el dueño del establecimiento siempre le andaba pidiendo que se retirara del local por ser menor de edad, un día, un suceso cambió su vida para siempre.
El cantante de la orquesta se enfermó en una ocasión, y como no había nadie que ocupase su lugar, los músicos pensaron en él porque conocía todo el repertorio. Al tener solo 15 años y una estatura un poco corta, se hizo necesario que para la presentación lo subieran a cantar sobre una caja de cervezas. Por su trabajo le pagaron un peso cubano, pero en ese momento comenzó su carrera artística.
En el año 1944 ya cantaba sones y guarachas con el conjunto Kalamazoo, pero lo que lo lanzó a la fama fue la interpretación de boleros. Posteriormente, pasó a formar parte de algunos grupos musicales como el trío Arty Valdés, y luego en la orquesta de Neno González.
En esta última, llegó a alcanzar cierto grado de popularidad, por lo que terminó grabando un disco muy exitoso que contó con una excelente aceptación por parte de los amantes de la música romántica.
Al tiempo que trabajaba junto a Neno, también lo hacía en el Conjunto Casino, pero luego paso a actuar en solitario al dejarse llevar por los comentarios de muchos que le aseguraban que estaba apto para ellos.
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A la edad de 31 años, ya poseía un nivel de popularidad que lo llevó a ocupar los puestos cimeros de sintonía, especialmente en Latinoamérica y España.
Durante los primeros años de la Revolución cubana se mantuvo en la Isla, llegando a incorporar nuevas producciones discográficas y contando con la posibilidad de actuar junto a otros grandes como Benny Moré, Fernando Álvarez y Orlando Vallejo.
En 1964 viaja a Estados Unidos y al año siguiente comienza a actuar en un barco turístico portugués y se mantiene allí hasta 1970.
Luego de realizar numerosas giras por toda América y España decide residir de forma permanente la Capital de la Montaña, Medellín en Colombia, donde junto al cantante colombiano Daniel Santos, fue nombrado como jefe de los asistentes de diferentes bares y cantinas del centro de la ciudad, llegando a convertirse un ídolo para quienes buscaban desahogar sus despechos mediante las canciones.
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Contreras muere en Medellín, luego de padecer una larga enfermedad. Tras su fallecimiento, fue cremado como él mismo había pedido desde su lecho de muerto. Su última esposa, Diana María Cárdenas Jaramillo, se dedicó a su cuidado durante sus últimos momentos.
Sin lugar a dudas, Orlando González fue uno de los artistas cubanos que logró ganarse el cariño del público en muy poco tiempo, llegando a ser conocido como “El Jefe del Despecho”.
Aunque buena parte de sus letras contaban sus propias historias, también solía tomar algunas de sus amigos. De esta forma nacieron los inolvidables “Donde tu irás”, “Será tu Condena”, “Dolor de Hombre”, “Sin Egoísmo” y “Amigo de que”.