Porsche 356, los clásicos de carrera que sobreviven en Cuba (+ Fotos)

Redacción

Porsche 356, los clásicos de carrera que sobreviven en Cuba (+ Fotos)

El Porsche 356 es auto deportivo alemán que se estuvo produciendo durante el período comprendido entre 1948 y 1956, aunque hoy en día es uno de los preferidos por los amantes de los clásicos.

No se trata de una afición gratuita, ya que desde el Porsche hizo su aparición, rápidamente se convirtió en uno de los favoritos entre los pilotos profesionales que competían en certámenes por todo el mundo. A Cuba llegaron no pocos autos de este modelo y algunos, por increíble que parezca, lograron sobrevivir al huracán de 1959.

Los coches formando la parrilla de salida en una de las pocas carreras que se disputaron antes de la Revolución.

El Porsche 356 llegó a la mayor de las Antillas justo en la época en que esta formaba parte de los circuitos profesionales de carreras y a los premios que se disputaban se presentaban la élite de los pilotos a nivel mundial.

La primera gran competición automovilística fue el Gran Premio de Cuba de 1957, disputado por las calles del Malecón, tal vez el lugar más conocido y mágico de La Habana.

Al año siguiente, el Gran Premio de Cuba había alcanzado un nivel tal de popularidad que todo el mundo fijaba su mirada en lo que allí ocurriría. 150.000 personas abarrotaban los laterales de las calles donde se iba a disputar la carrera para ver a Juan Manuel Fangio, uno de los pilotos más renombrados del mundo de la Fórmula 1, pero este nunca llegó pues fue secuestrado por el Movimiento 26 de Julio.

La carrera no se podía anular, así que en su lugar corrió Maurice Trintignant al volante de su Maserati. Casi en la ultima vuelta, la tragedia llegó al Gran Premio de Cuba. El piloto local Armando Garcia Cifuentes al volante de un Ferrari negro y amarillo, perdió el control y se fue contra un grupo de espectadores que se agolpaban bajo un puente, causando la muerte a siete de ellos.

Un Porsche 356 rojo, listo para enfrentarse a sus rivales en la carrera por las calles de La Habana

Luego del triunfo revolucionario de 1959, el Gobierno cubano intentó que no se perdieran las carreras, pero estas fueron perdiendo popularidad e interés y tres años más tarde dejaron de celebrarse por completo.

Con el triunfo de la Revolución y la expropiación y nacionalización de muchos bienes privados y de empresas en Cuba, muchos aprovecharon para sacar del país lo más rápido posible algunos de los coches que allí había. Pero otros se quedaron bloqueados en la isla, y eso hace que hoy Cuba sea un auténtico museo rodante con joyas del motor, tal vez escondidas en lugares secretos.

La mayoría de los Porsche que entraron en Cuba antes de la Revolución eran 356, el modelo más popular de la marca en aquel entonces, pero también llegaron una serie de unidades muy especiales, algunas de las cuales se usaron para competir en esos Gran Premio de Cuba de los que hablábamos antes.

A los premios que se disputaban en la Isla acudían los mejores pilotos del mundo.

Una gran parte de estos, tras el triunfo revolucionario, comenzó a ser utilizados como taxis por empresas estatales cubanas y con el tiempo fueron deteriorándose hasta acabar abandonados a su suerte. Otros se escondieron en garajes, almacenes, graneros…y los años pasaron en un país donde el tiempo pareció detenerse en aquel entonces.

La mayoría de estos autos terminaron perdiéndose, pero unos pocos fueron rescatados por particulares cubanos que haciendo uso de su ingenio lograron mantenerlos rodando por las calles cubanas.

El Porsche 356 no tiene motor ni puertas, y las luces posteriores han desaparecido.

Con el auge de la cultura automovilística en la Isla, muchos de los propietarios de estos autos han llegado a comprender que tienen en sus manos verdaderas joyas, por lo que se empeñan en mantenerlos lo más fieles posible a su mecánica original y diseño.

Sin embargo, otros se han convertido en verdaderos Frankenstein, con las carrocerías tratadas como la de la mayor parte de los coches en Cuba. Los motores originales han sido cambiados y sus asientos originales dijeron adiós para adaptarles unos más modernos.

Igual que en su momento se dio con el Mercedes 300 SL y 300 SL Roadster abandonados en un jardín de La Habana, dar con estos coches no es tarea sencilla. Quedan unas pocas unidades de estos vehículos en Cuba, sobre todo en La Habana, y posiblemente permanezcan muchos años más deteriorándose ante la falta de piezas originales de repuesto, a pesar del valor que pueden tener restaurados en el mercado internacional.

Este es posiblemente el Porsche mejor conservado de cuantos sobreviven en Cuba.