Uno de los santos más venerados en Cuba es San Judas Tadeo, a quien no pocos piden ayuda cuando la situación se torna difícil.
San Judas Tadeo fue uno de los discípulos de Jesús, también conocidos como apóstoles. La religión católica lo venera como el santo de las causas difíciles y desesperadas. En los evangelios se le suele llamar también como Judas de Santiago, o simplemente Tadeo. Al hacer referencia a este es común que se le mencione como Judas Tadeo, para evitar posibles confusiones con Judas Iscariote.
Se suele representar a San Judas Tadeo con un medallón en el pecho que tiene el rostro de Cristo. Se debe al parecido no solo físico, sino también espiritual del popular santo con Jesús. Además, lleva una llama de fuego en la cabeza porque recibió al Espíritu Santo en Pentecostés.
La parroquia en la que se venera con más fuerza a este santo se encuentra en La Habana, situada en el barrio capitalino de los Sitios, donde convergen las calles San Nicolás, Rayo y Tenerife, en el municipio de Centro Habana, donde cada 28 de octubre acuden miles de files a agradecerle los milagros concedidos.
Aun cuando Judas Tadeo es uno de los apóstoles que menos se menciona en los evangelios, en Cuba se le venera con fervor y cuenta con una gran cantidad de devotos que lo consideran un santo milagroso.
En la Isla muchas personas llevan consigo estampitas de San Judas Tadeo e incluso hasta medallas colgadas en las cadenas. Estos objetos son portados a modo de protección y a la vez, para que sirvan de recordatorio del santo al que piden ayuda cuando todo parece estar perdido.
En el sincretismo religioso afrocubano es poco conocido, según los practicantes de la santería se sincretiza con Abbata, el enfermero que acompaña a Inle, el médico divino, se le asocia con los trabajadores de los hospitales, para otros es un camino de Oggún, lo cierto es que su veneración atrae a muchos al pequeño recinto donde se encuentra la imagen más conocida del santo en La Habana.
A menudo suelen circular en las redes una “Cadena o Novena Milagrosa a San Judas Tadeo”, la cual exige que se debe compartir el contenido con una cantidad de personas para obtener beneficios y amenaza con terribles males a quienes se atrevan a romper la circulación de la misma. El origen es desconocido, pero la Iglesia no avala estas iniciativas.