Los cubanos siempre han sido amantes de las telenovelas. En algunos hogares literalmente se detiene el tiempo cuando comienzan a transmitirlas y cuidadito con interrumpir a mamá o a la abuela cuando se trata de alguna escena importante.
Aunque las propias novelas cubanas y las brasileñas han ocupado un lugar preferencial durante mucho tiempo, fue una novela colombiana la que puso al país de cabeza y que hizo que hasta los hombres se escapasen de sus trabajos para no perderse un capítulo. Hablamos de Las Aguas Mansas.
Desde la emisión del primer capítulo en el verano de 1998, la telenovela logró ganarse el corazón de la audiencia y las calles comenzaron a quedarse vacías a la hora que se proyectaba para estar atentos a los que sucedía con Juan Reyes, Óscar Reyes y Franco Reyes.
En las casas la familia entera se sentaba frente al televisor e incluso hasta bronca había para coger los mejores puestos frente a la pantalla y que a su vez el fresquito del ventilador llegase a alcanzar a todos. La gente se escapaba de las oficinas para verla. No podías hacer ningún trámite en ese horario.
Los papeles protagónicos quizás fueron los que más sedujeron y se han quedado en la memoria del pueblo. La comidilla de la gente era “esos si son galanes” cuando se referían a los tres hermanos Reyes.
La trama no era muy complicada. Los hermanos Reyes dejan atrás su pueblo natal tras perder a sus padres y bienes. Libia, la hermana menor, comienza a verse en secreto con un hombre mucho mayor que ella y queda embarazada.
Bernardo Elizondo, el futuro padre de la criatura, era un hombre poderoso, que estaba casado y que tenía 3 hijas que eran mayores que su amante. Un día mientras regresaba a la casa, sufre un accidente automovilístico que le cuesta la vida.
Libia, al borde de la desesperación, se dirige a la hacienda donde este vivía a pedir ayuda a la viuda, pero la humillan de tal manera que termina quitándose la vida al arrojarse a un río de aguas mansas.
Sus hermanos encuentran el cuerpo y juran que no van a parar hasta vengarse de los culpables de la muerte de su hermana, pero en el camino la trama se va torciendo.
Días después, los Reyes descubren el romance que mantenía su hermana con Bernardo y se presentan en su casa, convencidos de que la familia del difunto es la culpable de su desgracia.
Los hermanos Reyes caen en su propia trampa Sofía, Ximena y Sara confunden a los Reyes con los obreros que deben construir la residencia de la primera, casada con Fernando Escandón. En vez de sacarlas de su error, los hermanos utilizan el malentendido para urdir su venganza: seducirán a las mujeres y se aprovecharán de ellas. Pero caen en su propia trampa porque acaban perdidamente enamorados.