En Cuba hay muchas personas que viven de los oficios más variopintos. Desmochadores de palma, buquenques, herreros, granizaderos, vendedores ambulantes, etc. Sin embargo, a no pocos resultaría curioso que con los calores que se zumban en el país, exista un cubano que viva literalmente del hielo.
Ese es el caso de Yasiel Hernández, un joven santaclareño al que tan bien le ha funcionado el negocio de vender hielo que ha llegado a tener su propia empresa especializada en estos menesteres.
El buscarse los pesos con hielo no es para nada cosa de ahora. Desde el siglo XIX ya existían en Cuba las primeras fábricas de agua congelada bajo cero, las cuales hicieron que sus propietarios lograran amasar enormes fortunas que luego invirtieron en otras áreas.
Yasiel no aspira a tanto, aunque reconoce que no cambiaría su pequeño negocio por ningún otro.
“La idea de montar Pure Ice (nombre de su negocio) surgió en una ocasión en la que un empresario cubanoamericano pidió hielo para un trago en un bar de la ciudad y se quedó con las ganas porque sencillamente no había. En ese momento comprendí que la venta de hielo de alta calidad era un mercado sin explotar en la zona”, comentó Hernández.
En un primer momento intentó abrirse paso al inscribirse como aguador, pero las autoridades no lo dejaron avanzar por esa vía. No obstante, no claudicó y fue de nuevo a la carga. Esta vez al solicitar una patente como centro procesador de alimentos ligeros.
Según recuerda, la justificación que le dieron la primera ocasión es casi que digna de un récord Guinness al peloteo y trabas burocráticas.
“No podemos otorgarle la licencia de aguador porque usted quiere vender hielo; pero el agua al estar congelada deja de ser agua”… sin palabras.
La especialidad de Pure Ice es un hielo fuerte, completamente transparente y compacto. Cada cubito pesa unos 10 gramos, no es quebradizo ni presenta cavidades.
Yasiel siempre ha tenido la idea de cavar un pozo bien profundo para obtener agua de una calidad superior, pero los funcionarios encargados de supervisar su negocio le exigen que debe llevar a cabo su producción con agua del acueducto de Santa Clara.
La tecnología utilizada en Pure Ice costó cerca de 180.000 dólares, una responsable suma de dinero que tardará algunos años en recuperar. Sin embargo, Yasiel es un hombre que mira al futuro y que está seguro que su negocio seguirá marchando como hasta la fecha.
Sus clientes principales son pequeños empresarios como él, aunque varias empresas estatales han estado tanteando la idea de adquirir su producto y ya esto si sería estar hablando de palabras mayores.
Desde su pequeño «imperio» Yasiel lo mismo sirve a los clientes, fabrica el hielo y atiende el teléfono. Además, asegura que lo que más le gusta de su negocio es que no tiene que ensuciarse con comida ni batallar con borrachos, ya que a estos últimos no les interesa en lo más mínimo el andar comprando hielo.