Amleto Battisti, el mafioso que quiso convertir La Habana en el mayor casino del mundo

Redacción

Amleto Battisti, el mafioso que quiso convertir La Habana en el mayor casino del mundo

Cuba pudo convertirse en el gran casino del mundo y todo gracias a Amleto Battisti, un mafioso uruguayo con nombre de italiano que se convirtió en el Rey del juego en La Habana antes de la Revolución, llegando a ser la mano derecha del mismísimo Al Capone en la Isla y que se codeaba de tú a tú con Fulgencio Batista.

Había nacido en 1893 y cuando se estableció en Cuba imitaba al perfecto caballero y nada en el hacia sospechar el verdadero rumbo de sus intenciones. Un hombre esbelto, de talla alta, delgado, sin muchas pretensiones materiales en su apariencia personal, solo usaba una sortija.

Aun cuando su comportamiento en sociedad podía despistar al más pinto, lo cierto es que detrás de sus refinados modales, su impecable imagen y sus excelentes relaciones interpersonales, se escondía un mafioso que logró incrementar su fortuna en millones y posicionó a la Cuba de su tiempo en el epicentro de la Mafia.

Battisti estuvo vinculado a los negocios de la mafia en Cuba, operando junto a Meyer Lansky, Lucky Luciano, Santo Trafficante, Amadeo Barletta y Al Capone.

A tal punto llegó su fama que el propio Al Capone llegó a depositar en él su confianza para transportar su «polvo blanco» desde Cuba a Estados Unidos. Todas las grandes figuras de la mafia que visitaban La Habana tenian que contar con su visto bueno.

En el año 1946, durante la Cumbre de la Mafia que tuvo como sede a La Habana, específicamente en el Hotel Nacional, Battisti se codeaba como iguales con las más peligrosas del hampa mundial, pues ya para ese entonces, además de otros muchos cargos era el Rey del juego en La Habana.

Durante sus años en la capital cubana, Battisti no perdió ni un solo segundo, llegando a dar pasos estratégicos para su “negocio” como comprar el Hotel Sevilla para convertirlo en otro de los escenarios de sus lucrativos «negocios».

En diciembre de 1946 es junto a Amadeo Barletta uno de los representantes cubanos a la Cumbre de la Mafia celebrada en el Hotel Nacional de La Habana

La fama de Battisti siguió escalando cuesta arriba hasta llegar a conseguir inmunidad parlamentaria, fundó su propio banco para lavar el dinero el dinero que obtenía de sus casinos y hasta el propio presidente Fulgencio Batista solía acompañarlo en algunas de sus actividades.

Para construir su fachada de hombre intachable e incorruptible, como la de casi todo los mafiosos, trataba de girar la atención de los que lo conocían hacia los frecuentes eventos benéficos, actos culturales y reuniones sociales que organizaba.

En 1959, dice Carlos Puebla que «llegó el comandante y mandó a parar», por lo que este mafioso uruguayo pidió asilo en la embajada de su país y se marchó para siempre de la Isla, dejando atrás cientos de mesas de juego que terminaron llenas de telarañas.